No, no creo que un año se pueda –y merezca- ser reducido a 10 bullets y 3,500 caracteres (con espacios). Tampoco creo que uno pueda escapar a la tentación de hacerlo. Todo invita. Las lecturas, el excesivo tiempo libre entre la navidad y el año nuevo, y sobre todo, esa punzante sensación en el estómago entre nostalgia y expectativa. Somos presas de los calendarios y sí, en nuestras mentes al terminar el año algo se va cerrando y exige una descripción.
En 2007 tuve la oportunidad de escribir 52 colaboraciones en Excelsior, y al revisarlas para escribir ésta, la 53, busqué un hilo conductor, pedazos de texto e información que me ayudaran a nombrar el año que termina; un adjetivo, una sentencia, una suma que dibujara el rostro del 2007. Fallé. Tengo para mí que en lo que se refiere a la política internacional, el 2007 fue un año en tránsito, un alargado paréntesis. Lo sabemos, los paréntesis cumplen diversas funciones, son pausas, son silencios ejemplares, son refugios para explicaciones a profundidad, son trincheras para sobrevivir entre preguntas y respuestas.
Paréntesis en el tránsito entre la política exterior ruidosa y estéril del presidente Fox y la política exterior mesurada y sutil del presidente Calderón que aún no tiene definiciones del todo claras. El acercamiento discreto hacia América Latina, la participación en foros multilaterales (i.e. Davos, APEC, y el G8), y la incómoda posición sobre el tema migratorio con Estados Unidos. La política exterior del presidente Calderón avanza en neutral, con las manos quietas y una sonrisa inofensiva.
Un paréntesis también en Estados Unidos. Por un lado, la inamovilidad de la guerra en Irak, 4 años desde su inicio e Irak se mantiene como una interrogación, miles de millones de dólares, miles de soldados estadounidenses muertos, cientos de miles de iraquíes muertos, Irak permanece sin tocar definiciones, ni una guerra civil, ni una democracia, ni un Estado. Por el otro lado, el proceso electoral más precoz en mucho tiempo, y la primera sin la participación de un Presidente o Vicepresidente en turno desde 1928. Las campañas hacia las elecciones primarias en ambos partidos (republicano y demócrata) han sido intensas y sorpresivas. Lo significativo: después de más de dos siglos de vida democrática, una mujer y un afroamericano son quienes tienen las mayores posibilidades de llegar a
Un paréntesis en un tema que vincula la política exterior mexicana y la política doméstica estadounidense: la migración. El descalabro de una reforma migratoria comprehensiva (y comprensiva); la aprobación de una ley que privilegia la seguridad fronteriza sobre la incorporación funcional de los 12 millones de indocumentados en Estados Unidos; las protestas masivas de inmigrantes; la deportación de Elvira Arellano en agosto; y la incorporación incómoda del tema migratorio en los debates electorales. La migración está condenada a vivir entre paréntesis, entre las necesidades económicas y los costos políticos las respuestas son siempre parciales y ajenas a la dinámica de la relación bilateral. Lo dijimos aquí, en el proceso electoral estadounidense, México es un fantasma, y a los fantasmas no se les nombra, se les teme.
El mundo entre paréntesis. Democracias entre paréntesis: Venezuela y Rusia. Las urnas que omiten el disenso o bien redescubren ciudadanos demócratas. Conflictos entre paréntesis: Palestina e Israel. Señales ambivalentes, abrir caminos al diálogo y al tiempo, imposibilitar la construcción de un Estado en Palestina. Amenazas entre paréntesis: Irán y Corea del Norte. Ni el diálogo, ni el conflicto.
El 2007 fue el año sin nombre. Un momento suspendido que ni hizo preguntas ni otorgó respuestas. El preámbulo pasivo a un 2008 que vendrá, ni duda cabe, a cerrar paréntesis y nombrar al mundo.
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