14.3.07

Ulises y sus dilemas III

¿Has visto el mar? ¿Cómo se ensancha y se adelgaza a voluntad, como te hace presa de sus humores y te reduce a una barquita de madera? Una muy mala analogía con la vida supongo, pero asi son los textos, agregan y restan significados. Sí, es una carta, tardía. Había decidido no hacer de mi una derivación de las palabras, un gigante de papel y letras que se razga con dos manos niñas. Uno no cambia, tampoco sus hábitos, menos sus demonios. Por eso el texto ("como el pretexto para el contexto que tanto detexto") Ya lo ves, uno se vulnerabiliza y se pone, curiosamente, durito como piedra, como piedra, como piedra...

No tengo razones de mi lado, ¿Cómo si estoy jugándole a ser Neptuno y Calipso, sirena y Polifemo? El predestino de la furia, de los deseos, de las condenas y de la ceguera...

Quiero -a ratos- ponerte Ulises en una isla (¿notas la ironía?), quiero a ratos ser yo esa isla y sentirme mil veces andado, espacio visiblemente finito para los pasos y los ojos, con mis márgenes arenosos, como el antecedente de lo durito como piedra, como piedra, como piedra...

Y entonces, me muerdo las soberbias y me vuelvo nube, agüita que parece posibilidad y flota temerosa sobre tu cabeza, lee tus textos, adivina sus significados y se dispone a deshacerse en gotas mustias, como lluvia, como lluvia, como lluvia...

Me quedo silencio. Sudo absurdo y me imposto una sonrisa que a veces despiertas y a veces, cada 5 pesos, pretendo. Neptuno aterrado, Calipso seca, sirena callada, Polifemo que en el ojo solitario y estúpido entrega una invitación a su fin.

No hay comentarios.: