7.11.07

¿Tú le crees a Hillary? (Excelsior 071107)



Soy feminista, por que veo en las mujeres a mis iguales, con las mismas capacidades, los mismos derechos y merecedoras del mismo trato que doy a los hombres. Creo también que la elección de una mujer a la presidencia de cualquier país es algo digno de celebrarse, por que hay pocas -y ese es un síntoma de desigualdad- y por que me habla de un electorado que eligió a quien consideró su mejor opción, sin reparos en faldas o pantalones. Dicho esto, estoy convencido que, independientemente de su género, Hillary Clinton no es lo mejor que el partido demócrata tiene para ofrecer a la presidencia de Estados Unidos.

Hillary es una candidata pre-cocida, en los grandes apoyos corporativos, en las donaciones de cabilderos políticos, y en los sesgos mediáticos. Reina del “flipflopeo”, no comprometerse a nada en política pública y modificar opiniones de acuerdo a la audiencia a la que se enfrente. Hillary no tiene un discurso coherente ni claro, sus respuestas y sus declaraciones son una colección de líneas mediáticas, punch lines que nada contienen pero llegan fáciles a los encabezados de los medios. Hillary es una campaña, no una candidata.

Dirán que así se ganan las elecciones, como androides dirigidos por estrategas políticos, incapaces de afirmar algo si no ha sido antes probado en encuestas o grupos de enfoque. Yo lo dudo. Sería pensar que la política ha quedado reducida a la imagen, a la estética de 30 segundos, a un electorado que consume portadas. Sí, la política es también mercadotecnia, pero la mercadotecnia es un hueco si no hay un producto que vender. El mercado guarda espacios para la calidad, los votantes tienen una opción de salida y los candidatos están obligados a proponer y respaldar. Lo racional es ser un buen político con una buena campaña, no una campaña huérfana de posiciones y compromisos.

El problema con Hillary Clinton es que ni responde ni se compromete a nada, y que lo que dice proponer no se sustenta en sus actos. Afirma testosterónica que si ella hubiese sido presidente de Estados Unidos no habría ido a la guerra en Irak, pero como senadora votó a favor en 2003. Afirma nebulosa tener un record de 35 años a favor de causas sociales y habla de “sus años en la Casa Blanca”, ser primera dama no es ejercicio de gobierno, y su experiencia se reduce a los 7 años que lleva en el Senado estadounidense. Afirma cautelosa que está en contra de ir “de prisa”’ hacia la guerra con Irán, pero votó a favor de la resolución en el senado que da a la administración Bush carta blanca para dar los primeros pasos en ese sentido. Afirma resuelta que está a favor de una “diplomacia vigorosa”, pero desde ya define como un acto de “ingenuidad” estar dispuesta a reunirse con los líderes de Irán o Venezuela (música para los oídos de halcón). Afirma estar en contra de la influencia excesiva del dinero privado en las campañas presidenciales, así como del impacto de las compañías privadas de salud en el Congreso, y es, como bien lo señaló John Edwards en el debate del pasado 30 de octubre, quien más dinero ha recibido de cabilderos y compañías.

No, Hillary no ha podido hasta ahora dar una respuesta directa sobre un sólo tema. Si se le pregunta sobre su posición sobre seguridad social dice tener un plan preciso pero que no apoya nada específico hasta tener disciplina fiscal. Si se le pregunta sobre el retiro de tropas en Irak habla de finalizar la guerra pero combatir a Al-Qaeda en Irak con tropas estadounidenses. Si se le pregunta si apoya o no la política de dar licencias de conducir a inmigrantes ilegales en Nueva York, contesta que tiene mucho sentido pero que los gobernadores no deberían hacerlo, y al día siguiente dice que sí, que sí la apoya. Alguien pensará en el cuarto de guerra de Hillary Clinton que a los republicanos hay que ganarles pareciéndoseles, y que para ganar una campaña entre hombres una mujer tiene que parecer el más macho de todos. Habrá que ver qué piensan los votantes demócratas, por lo pronto de acuerdo con la encuesta de CNN su intención de voto cayó 7% de octubre a noviembre. Por lo pronto, ¿tú le crees a Hillary? Yo no.

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