31.10.07

Un animal llamado K (Excelsior 311007)


K es un animal de cuatro piernas y múltiples brazos, larguísimos, de Tierra del Fuego a Formosa, igual prodigan, igual apapachan. K también tiene dos cabezas unidas por las complicidades y se nota, los afectos. Nestor y Cristina, un animal llamado K: hábil, emotivo, astuto, insolente. Ni la señora de, ni el señor de, los dos han construido un Kirchner que resopla por todos lados. ¿Válido? Cierto, algo queda incómodo en la boca cuando las alianzas privadas se trasladan al ejercicio de gobierno, ¿Pero no es eso la política? Válido y contemporáneo, ahí están los Clinton, y ahí estuvieron también la dupla socialista de Segolene Royal y Francois Hollande en Francia.

Nestor Kirchner, la cabeza rígida. Puso a Argentina de pie después del desastroso periodo 2001-2003, cuando Argentina se fumaba un cigarro en espera de lo que viniera a levantarla de la mesa, ebria y llorosa. Kirchner tiene un record económico positivo indiscutible, tasas de crecimiento por encima del 7% real, reservas internacionales por encima de los 50 mil millones de dólares, desempleo abierto por debajo del 8%, tasas inflacionarias de un solo dígito, y sobre todo, la evidenciación internacional de algunas fórmulas monstruosas dictadas desde el FMI. Kirchner termina su mandato como el presidente latinoamericano con mayor aprobación, 71% en los últimos meses de su mandato, algo insólito en Argentina y la región.

Cristina es una senadora reconocida, la cabeza encantadora. Con más carisma y moderación que su compañero, Cristina es una política peculiar. Implacable, directa, que se da permisos para las anécdotas y las emociones. Igual se le rompe la voz al hablar frente a sus compatriotas en México, que afirma sin rubor que “el mundo no pasa por los periodistas” en una entrevista con Carmen Aristegui. Cristina tiene un discurso claro sin mayores profundidades, habla de un gobierno incluyente y social. Un hueco, el slogan “Cristina, Cobos y Vos” a ritmo de cumbia villera.

Cristina le dice ‘Kirchner’ a su compañero, se ríe sola y se permite usar palabras alucinantes como ‘antinómicas’ y ‘retrotraer’. Cristina ni grita ni mueve frenéticamente las manos, algo rarísimo en los políticos, ella habla pausada y dócil. Cristina se limitó a ser ella, ni hizo una fuerte campaña mediática, ni propuso una plataforma de políticas públicas clara. Se auto-rotuló como Progresista (lo mismo que Hillary Clinton en Estados Unidos), se congratuló de formar parte del proyecto fiscal y social de su compañero, y eso le bastó. Ganó la elección presidencial con el mayor margen de ventaja desde 1983, 46% sobre el 23% conseguido por Elísa Carrió.

Cierto, su desempeño en Buenos Aires fue mediocre, 23.6%, por debajo del 37.6% conseguido por Carrió, y en los barrios conocidísimos como Belgrano y Palermo obtuvo apenas el 19% de la votación. También es cierto que en las provincias más pobres del norte, como Santiago del Estero, Formosa y Salta obtuvo votaciones por encima del 75%. Pero sería falso decir que a Cristina la eligieron sólo los ‘cabecitas negras’, también ganó en las provincias del sur que tienen altos niveles de ingresos per cápita y desarrollo humano, con votaciones del 68% en Tierra del Fuego y 54% en Santa Cruz, por ejemplo.

Cristina se une al grupo de 8 mujeres en funciones de gobierno en el mundo, casi todos gobiernos verdaderamente admirables, Finlandia y Nueva Zelanda son los dos países menos corruptos del mundo; Irlanda lleva 17 años gobernado por mujeres y pasó de ser el patito feo de Europa a ser su hija predilecta; Alemania es hoy la madre de Europa y no su peor amenaza; Mozambique y Liberia son dos de los países con mejores gobiernos en África; y Chile es un ejemplo regional de apertura y reducción de la pobreza. Chile y Argentina serán los terceros países vecinos gobernados simultáneamente por mujeres, después de India y Sri Lanka (1970-77), e Indonesia y Filipinas (2001-04).

Una buena noticia. Sí, aunque sea simplista por ser mujer, y sí, aunque sea complaciente, por no ser ‘la mujer de’, sino parte de ese animal político fiero e imponente, un animal llamado K.

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