27.10.08

The Lord, she said

"I'll tell you this", she said, "there is no thing with your name written on it where I am falling". She was the Queen of endings, holding permanently a stick on her hand to draw imaginary lines everywhere, where others started, and over all, others ended. He, of course, paid no attention to her sayings. Sitting down looking up to her angry face was all too common now. Her fallings consisted on putting all wrong things into her bag and walk around in circles demanding forgiveness for her current stupidity. He punished her by resiliently saying nothing, keeping his legs open and his hands comfortably on the wood table, moving rhythmically along any song. Their song. She hated him for allowing her to be cruel, for being a painless victim. Reaching limits was what was left to remember their companion. "I'll turn my back on him, for no one who takes that much screaming deserves my presence. I'll slap him as hard as I can as a reward for him remaining sitted when I left the room. I'll knock him right down with the doug roller, maybe the blood running down his head will remind him to defend himself", and she added a million wounds and bruises 'til he was a minute from dying before her eyes, and in that precise moment, when his life depended completely on her will, she finally felt a reminder of him being a body, a living thing with a voice of his own, a laughing creature, it was only within all that anger that she could be certain he was other separated from herself, from the compilation of all the fury and the damage she just inflicted him, she could love him again and put her hands to heal him. She had silently forgiven him for making her into a monstrous girl. "The Lord", she said, "he will spit on both of us for being together all these years, with no mercy he'll punch us each for all kisses and huggings we had, we'll die, u hear me?, we'll die for this happiness, we'll die once already death, turned into floating bodies for eternity". He pulled the chair back, got on his feet, walked towards her, grab her hand into his, "Let's go to bed hon". She was right, they'll die endlessly, but what a noisy and pleasant death each would be.

24.10.08

Epifanía II (o de cómo un nombre se volvió un día)


Hoy me hice un tatuaje. Es un nombre que merece ser visto repetidamente para recordar los desbarres que me he permitido. Como una mancha que hace honor a mis debilidades, se las apropia y las presenta como algo casi hermoso. Quería hacer de una mueca algo bello. Pensé que era un tatuaje que nada debía al presente, su propósito era empujarme al futuro desde mis anteriores atascos. Me equivoqué. Lo supe todo el tiempo que la aguja me abría la piel, lo supe en cuanto la palabra se fue formando en mi hombro. Este es un tatuaje muerto. Pertenece sólo a este día, aquí nació y aquí perdió su sentido. Es el tatuaje de 40 minutos. Nada más. No cambia nada. Los tatuajes no son historias, y mi hombro agradece su presencia. Nada más. He cambiado menos de lo pensado. Sigo dispuesto a mil desbarres, a perderme en esos cuerpos que se encuentran siempre dispuestos, a quedarme quieto con mil inquietudes girando en mi pecho. Que uno siempre viene al lado. Tuve el impulso de salir corriendo y eso hice. El tatuaje cumplió su misión. Soltó varios veintes que cayeron ruidosos, metálicos en mi estómago. Me he vuelto un llenador de huecos. Ocupo exacto horas y espacios disponibles, y lo hago sonriendo, porque para eso sí me han servido los años, para callar pequeñas tragedias. Lo podría seguir haciendo, porque me contenta mucho, mucho pero cada vez menos. Porque en realidad no creo en el tiempo, ni en la adquisición discreta de afectos. Porque ha valido cada minuto y en mi cada minuto ha sido exacto. Sí, podría hacer de estas complacencias una profesión y seguirían encaramándose minutos exactos, y visiones que me rompen enterito. Soy de la belleza. Esperaría discreto la oportunidad de verla, desde esa distancia inquebrantable y sostener furioso que un beso basta para hacerla mentira. Pero están los veintes, y el tatuaje, y yo, que soy peor. Sí, la belleza, pero conmigo. Pensé que temía no ser concretado, que a la vuelta de miles de minutos me encontrara incompleto. También ahí me equivoqué. Mi miedo es la certeza de mi incompletitud y mi absoluta incapacidad para serme en esos minutos. No puedo concretar a nadie, no puedo dar a nadie minutos que sean igualmente exactos, no me acuesto con nombres, sino con ideas. No he siquiera aprendido a pedir y sigo queriendo ser un universo con la boca cerrada. Un universo que además alguien debe abrazar sin chistar. Quiero que me quieran como quien no tiene remedio, como una obviedad, algo inevitable, precipitado, inmediato, rotundo. Y aun, he mentido poco. Sí, existe, y podría devorarme todo esto si en un momento viniera saltando a darme vueltas y darme un beso en la nuca. El tatuaje escupió su razón y me parece mejor. Es hoy y soy todo oídos.

22.10.08

Molesto

Imágenes resbalosas, líquidas fugas entre manos. Fluyen contentas de muerte, dispuestas a diluirse en el resto, un cementerio ondulante de pensamientos, de formas en que uno pone las comezones listas para el papel. Al inicio la pantalla, vacía, indefensa, ajena aún a sus contenidos, un blanco que se menea vulgar en el tiempo.
Las palabras tienen caderas anchas, sobradas, asibles. Labios repulsivamente rojos y el cabello perfumado de alcoholes. Su aliento es apenas soportable, tan de guardados.
Te impregnan sus pestes como precio a sus placeres. Cuerpos insolentes, de piernas cerradas y vaginas hirientes, nunca heridas. Los senos posados sobre esos brazos tiesos, pegados inertes al cuerpo. Negadas a serse, estériles, sus sangres infértiles, usables apenas para mentir la idea de vida, mancharse excedidas.
Encuentran y mueren, se crecen llegadas de momento. Te mastican entero entre sus coños. Es su tiempo, El remate cálido de una vida tibia. ¿Cómo podrían vivir sin ser así expuestas? Si nacidas para ser usadas, cubiertas, su momento de exilio será carnal, crudo, en el margen de lo censurable.
Tú, quieto, dejas tus imágenes ser exprimidas. Eyaculas impertinente y buscas la salida más obvia, la luz al final del texto, salvado de exteriores.
Hombre, entonces niño de ojos cerrados y sentidos agachados tras los diarios, te lames las manos vulneradas, ajustas firmes tus zapatos y te duermes entrampado.
Hombre, no puedes ser palabra, no con tus manojos que cuelgan obvios, casi tristes, siempre a mano, casi casi, sexo seco. Condenado a coitos repetidos, torpes, indistinguibles. Hombre olor saliva.

21.10.08

Fumó un cigarro, miró al cielo y prendió otro cigarro. Cielo y cigarro son palabras que confortan, porque no mienten sobre sus objetos. Como ventana o espejo, o todas las cursilerías que uno termina por hacer suyas. Quien fuma y ve al cielo, en ese orden o simultáneamente o intermitentemente, busca lo no sólido: ¿el aire?. Humo y nubes son (lo acabo de decidir) formas condensadas de aire. Será por evidenciarse el cuerpo. Será por inventarse sentidos ahí donde todo es risible. Será porque cada instante merece ser descrito y en la palabra uno termina por lo contrario: vaporizarse. Será y es completamente innecesario preguntar. Como los nombres, te llamas y te pareces tan poco. También aire visible. Forma condensada de alientos. También algo que se dice y mira en busca de confort. También innecesario. Entonces, fumo un cigarro, miro al cielo... y aquí: un largo bostezo.

18.10.08

The Gap

No mide más de 1 o 2 milímetros y es uno de mis huecos favoritos (no hay muchos en realidad). He aquí un pequeño homenaje a los poseedores del conmovedor front-teeth-gap:







13.10.08

Eso de las horas...


Hoy salí a la calle, caminé dos calles y no pude mas. No estoy listo aún para la ciudad, sus banquetas y horas que parecen no tener llenadero. Me fui a casa de una amiga y me dormí en su cama tres horas, después de ponerme demandante con cuanta persona es merecedora de mis afectos. Tendré que enfrentar más sabiamente el desempleo o terminaré sofocando hasta a mis gatos. Me iré a la cama pensando que éste en realidad fue un día de avanzada, que los que vienen estarán llenitos de lecturas, escrituras, pláticas, risillas e indispensables silencios. Comentaba hace poco con Mr T que la primera implicación de manejar un auto es perder el cuerpo, perderle el sentido y olvidar sus atributos. 2008 ha sido el año del no-cuerpo. Me daré a la tarea de recuperarlo meticulosamente, una extremidad a la vez. Mañana será el día de mi pierna derecha. Se aceptan sobadas.

9.10.08

Alberto Korda (reloaded)

Escribe Mauricio Vincent para El País:

"Alberto Korda es el fotógrafo cubano más conocido... y a la vez el más desconocido. Sus imágenes legendarias del Che Guevara y de Fidel Castro forman parte de la iconografía y del mito de la revolución cubana, pero Korda fue mucho más que el hombre que retrató a sus líderes. "Sólo el 10% de su obra tiene que ver con el tema de la revolución", asegura su hija Diana Díaz, feliz porque, por fin, una exposición y un libro descubren al otro Korda: al gran creador que convirtió la belleza femenina en arte e hizo de la publicidad y la moda un espacio de vanguardia que sobrevive hoy."

Aquí 8 justificaciones:









(Hoy quiero irme al mar...)

6.10.08

Ashes of time (are timeless?)

La vi, casi por primera vez este fin de semana (recapitulando: este fin de semana hice muchas cosas casi por primera vez), y de ahí salió la entrada inmediatamente anterior a ésta.

En fin, una buena nueva en un día sin sol:

Wong Kar-wai’s Phoenix Project, Rising at Last

De la versión viejita (la parte I... ahí ud sígase):



4.10.08

X, o la palabra inconclusa que es orilla de todas las cosas (que merecen ser sonido)


X es palabra irrepetible, una vez dicha no deja espacio para agregarle algo encima, es culminación de sentidos. Dije X, no hay vuelta atrás, soy sujeto de X (o su reverso: la indiferencia). X es de un sonido tan horrible que no me atrevo a escribirla o decirla y prefiero, sinceramente, no escucharla. Molesta por ser ultimatum, un último cigarro y cientos de tiendas cerradas, o a distancias no caminables. X dice esto es el fin de todo lo anterior, y no ofrece pasillos ni banquetas. X traba los pies, no es un muro, son los pies que juntos ya no se recuerdan andariegos. Maldita palabreja X, terminas con los juegos y no ofreces ojos ciegos o solesitos mañaneros. Nada que sumarte y eres, al tiempo, criatura inconclusa. Monstruosa cosa de múltiples brazos que cuelgan inermes habiendo tanto que abrazar. Aquí, en mi garganta estarás condenada a caminar en circulos sin ser jamás tu sonido. Puta.