4.7.07

La tierra se seca, uno se va (Excelsior, 0400706)

Sí, la tierra es figura materna inevitable: provee, alimenta y cobija. Y sí, nosotros terminamos por ser figuras grotescas, pequeños demonios rapaces que todo destruyen y devoran. Las actividades humanas degradan la tierra, reducen los bosques, contaminan las aguas y trastocan el equilibrio climático del planeta. La tierra da, la tierra quita. El deterioro ambiental afecta directamente las fuentes de sustento de la población dedicada a actividades primarias. Esta es una situación doblemente inmoral: la contribución al deterioro ambiental es desigual entre países (y al interior de éstos), y la distribución de los costos es igualmente desigual, afectando más que proporcionalmente a quienes por su perfil económico, menos contribuyen al daño ambiental.

Este es un planeta cada vez menos agrícola en cuanto a la ocupación de personas. De acuerdo con datos del World Resources Institute (WRI) en 1990, 38% de la población ocupada en 177 países se dedicaba a actividades agrícolas; para el 2004 esta proporción pasó a 30%, de hecho en ningún país esta proporción creció en el periodo. Curiosamente, la ONU reportó que en 1990 en promedio 38% del territorio de los países se dedicaba a la agricultura, para 2003-2005 este porcentaje creció a 40%. Así, la agricultura emplea menos personas pero más territorio: en al menos 33 países el terreno dedicado a la agricultura creció en más del 10% mientras que la población ocupada en este sector decreció en 6%.

No sorprende entonces que en 1990, 32% del territorio de los países fuesen zonas boscosas/selváticas y en 2005 este porcentaje bajara a 30%. No obstante, las historias son disímiles; 29 países perdieron el equivalente a más del 5% de su territorio en zonas boscosas/selváticas, mientras 11 recuperaron una proporción similar. Hay casos verdaderamente desastrosos: Camboya, Corea del Norte, Ecuador, Honduras, Indonesia, Myanmar, Filipinas y Zimbabwe perdieron en promedio el equivalente a 19% de su territorio en zonas boscosas/selváticas.

Así, para 2003 según datos de la FAO en 162 países, 36% de su territorio eran tierras severamente o muy severamente degradadas. Esto es, tierras que ya no pueden satisfacer las necesidades alimenticias de su población. La vinculación entre deterioro ambiental, pobreza y emigración es casi inmediata.

Si los efectos del cambio climático tienden a afectar más que proporcionalmente a los países y poblaciones dependientes de actividades primarias, es de esperar que entre mayor sea la proporción de tierras degradadas mayor será la expulsión de migrantes.* Si tomamos los datos disponibles para 124 países, encontramos que la degradación de la tierra incrementa la emigración: en promedio si un país incrementa en 10% la proporción de su territorio que está severamente/muy severamente degradado, 2.5 personas más emigrarían (o equivalentemente, 2.5 personas menos inmigrarían por cada 10,000 habitantes), en México ello equivaldría a 26,200 nuevos mexicanos emigrantes (significativo al 95%). Entre los países expulsores de mano de obra (con una tasa migratoria neta negativa) crearía aproximadamente 1 millón 250 mil nuevos emigrantes.

Lo dicho, este es un mundo que comparte –desigualmente- las causas y consecuencias del daño ambiental; la responsabilidad debe ser también compartida, por ejemplo mediante esquemas de compensación (no migratorios): los países más contaminantes, como Estados Unidos, China, Rusia, Japón, Alemania, Canadá o el Reino Unido; son responsables indirectos de los estragos ambientales en los países con mayor deterioro, como Burundi, Camboya, Camerún, Guatemala, Honduras o Indonesia. Así de claro.


Resultado de la Regresión


* NOTA METODOLÓGICA: estos resultados fueron originados mediante un análisis de regresión de mínimos cuadrados ordinarios con errores robustos; con base en datos compilados por el autor y provenientes de la ONU, FAO y el WRI. En las regresiones se usó como variable dependiente la tasa de migración neta (inmigrantes – emigrantes por cada 1000 habitantes), como variable dependiente la proporción del territorio severamente o muy severamente dañado, y como variables de control pérdida en bosques, cambio en población agrícola, cambio en territorio agrícola, índice de desarrollo humano, población total (logaritmo), PIB per cápita (logaritmo), matriculación hasta educación secundaria, y porcentaje de población urbana.

No hay comentarios.: