20.6.07

Palestina para principiantes (Excelsior, 200607)



Difícilmente se encontrará sobre la faz de la tierra otro lugar de dimensiones territoriales tan pequeñas, pero de alcances históricos y religiosos tan vastos como el del territorio ocupado hoy por Israel y Palestina. Poco más de 3,200 años de historia en los que en brevísimos episodios ha existido ahí un Estado como tal. El antecedente más claro hasta antes de la fundación del Estado de Israel en 1948 fueron justamente el Reino de Israel entre 926 a.c. y 722 a.c. y el Reino de Judea entre 926 a.c. y 587 a.c.

Este territorio equivalente en dimensiones al estado de Guanajuato pasó sucesivamente a ser una provincia dominada por diversos imperios antiguos: babilonio, persa y helénico. Fue bajo el dominio del imperio romano (a partir del 63 a.c.) y el fracaso de las rebeliones judías a partir del 72 d.c. que se dio origen a la diáspora judía en Europa (y el resto del mundo) dividida en dos grandes grupos, los llamados Azkenazies asentados en el centro y este europeos (que hoy componen el 90% de los judíos del mundo) y los Sefaradíes asentados en la península ibérica y expulsados de ella en 1492.

Desmantelado el imperio romano, la antigua Palestina quedó consecutivamente bajo el dominio de Bizancio y diversos autócratas árabes (con el breve paréntesis de los cruzados en el siglo X), para formar finalmente parte del imperio Otomano hasta el fin de la 1ª guerra mundial. Entre 1918 y 1948 se formó ahí el llamado Mandato Británico de Palestina, cuando las Naciones Unidas acordaron el reparto en partes iguales del territorio para la fundación de dos estados, uno judío y otro árabe. Una sucesión de conflictos entre ambas partes (junto con los países árabes de la región) derivó en 1967 en la anexión a Israel de la Franja de Gaza y Cisjordania, hasta 1993 en que después de los Acuerdos de Oslo, ambos territorios son entregados parcialmente a la Autoridad Nacional Palestina (i.e. Fatah).

Con el retiro de los asentamientos judíos en Gaza y la realización de elecciones parlamentarias en Palestina en enero de 2006 se abría la puerta para la consolidación de un Estado palestino unificado, independiente y democrático. Al final, ninguna de las tres. Las elecciones le dieron al grupo Hamas el 76% de los escaños y la composición del gobierno terminó por ser una repartición imposible entre Hamás y Fatah, seguida de conflictos entre ambos grupos, un acuerdo de cogobierno firmado en La Meca apenas en febrero de este año, y el rompimiento final entre ambos grupos hace 6 días.

Hoy, Palestina se encuentra desmembrada entre la Franja de Gaza controlada por Hamas y Cisjordania controlada por Fatah. Palestina se rehúsa a ser Estado unificado y se encamina hacia la formación de dos territorios con futuros divergentes. La Gaza de Hamas equivale apenas a una cuarta parte de la Ciudad de México, tiene 1.4 millones de habitantes y un ingreso per cápita de sólo 600 dólares. La Cisjordania de Fatah equivale a cuatro veces la Ciudad de México, tiene 2.5 millones de habitantes y un ingreso per cápita de 1,100 dólares.

Gaza se encuentra sin gobierno, aislada y controlada por el brazo armado de Hamas. Cisjordania concentra al re-compuesto gobierno del presidente Mahmoud Abbas, recibirá la ayuda financiera de Estados Unidos y la Unión Europea, y se anuncia ya un modus vivendi entre este territorio e Israel. La misma reducción entre buenos y malos. El conflicto es adictivo, dejamos incluso de entendernos fuera de él. Rescatar a Cisjordania y relegar a Gaza es una forma más de darle continuidad, reproducir lo que se trata de combatir, la imposibilidad para concluir más de 3,200 años de incertidumbre. Una tristeza.

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