31.1.07

El País del Futuro (Excelsior, 31/01/07)

Hay un pueblito al este de Suiza, se llama Davos y por sus condiciones climáticas únicas es un lugar de residencia altamente recomendado por médicos para pacientes con problemas pulmonares. Al parecer esas mismas condiciones climáticas tienen un efecto acelerador en los presidentes mexicanos que lo visitan durante la cumbre anual del Foro Económico Mundial. El entusiasmo los rebasa y se esfuerzan infantilmente por ser los más aplicados de la clase en globalización económica.

Para nuestra sorpresa Felipe Calderón no fue la excepción. A diferencia de su antecesor, Calderón se había mostrado como un Presidente prudente, sin afanes de dar la nota y con intenciones de estrechar y redefinir las relaciones con América Latina. Hace apenas dos semanas la Canciller Patricia Espinosa había declarado a los medios que México estaba en vías de normalizar las relaciones diplomáticas con Venezuela. Algo hay en Davos. Era totalmente innecesario decir que México era el país del futuro, en contraste con los países que aplican ‘políticas del pasado’. Era sobretodo innecesario nombrar esos países y usar adjetivos como ‘populismo’ y ‘dictaduras’ al mismo tiempo.

Los mexicanos fueron claros al elegir un modelo de crecimiento económico el pasado 2 de julio, entre las propuestas estado-céntricas de López Obrador y la promoción del comercio y el empleo de Felipe Calderón, optaron por el segundo. Del mismo modo, los ciudadanos de otros países han decidido darle cabida a cambios en la política económica, en menor o mayor medida ha sido el caso en Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Perú y sí, Venezuela. ¿Desde que pedestal moral juzgamos las políticas económicas de otras naciones?

Las declaraciones de Calderón fueron innecesarias, torpes y soberbias. Si algo se puede concluir de la inmensa literatura sobre crecimiento económico es que no hay un modelo de crecimiento único. De hecho, los más recientes análisis sobre el efecto de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el crecimiento concluyen que no existe un efecto independiente y positivo, sino que depende de la presencia de otros factores, como infraestructura y los sectores específicos en los que se invierte. Es más, no queda siquiera claro si los flujos de capital generan crecimiento o si, por el contrario, los capitales se dirigen a las economías que ya crecieron (o están creciendo).

Por ejemplo, en 2005 la IED mundial sumó 876 mil millones de dólares, de los cuales 542 fueron destinados a países desarrollados. De los 334 restantes, la mitad se dirigió a los 5 países en desarrollo que desde 1996 han permanecido en el ‘Top 5’: China, Hong Kong, Singapur, México y Brasil (en ese orden). Entre México y Brasil acaparan alrededor del 33% del total de IED en América Latina, y México a solas obtuvo el 40% del total de IED dirigido al sector manufacturero en la región.

México ya está entre los aplicados de la clase. En 2005 recibimos poco más de 18 mil millones de dólares, y entre 1994 y 2005 la IED creció en un 11.25% anual. Ahora bien, México se encuentra aún muy por debajo del potencial de IED. Irónicamente, lo que nos hace falta es gobierno, un Estado más fuerte (no más grande), que invierta en la generación de infraestructura, tecnología, vías de comunicación, y especialmente, capital humano. Que sea capaz de traducir el comercio y la inversión en crecimiento, generación de empleos y reducción de la pobreza. Un gobierno que al menos se cuestione cómo es posible que en 15 años, mientras nuestro comercio exterior se ha triplicado y las inversiones se han duplicado, la economía y el empleo han crecido a una tasa menor al 3% anual y 4 de cada 10 mexicanos permanecen en la pobreza. Vaya, un gobierno del futuro.

24.1.07

La mujer, el negro, el hispano y el obrero (Excelsior, 24/01/07)

“Con sólo 15,840 horas hasta la elección del 2008, yo ya estoy harto de la campaña presidencial”, así se titula una de las entradas escritas por David Sirota, autor de uno de los blogs políticos más concurridos en los Estados Unidos. Cosa curiosa, el diálogo entre los principales medios impresos y los blogs ya corre en ambas direcciones. Desde sus inicios, los llamados bloggers han cubierto los contenidos de los medios de comunicación masivos en Estados Unidos, han evidenciado sus resbalones, e incluso han generado ellos mismos noticias clave. Ahora, los principales periódicos estadounidenses se han dado a la tarea de cubrir los contenidos de los blogs, tal como ha ocurrido en días pasados en el Washington Post, el L.A. Times y el New York Times.

El hartazgo prematuro de los bloggers con la elección del 2008 no se debe a la elección misma, sino a su cobertura en medios. En el caso de la elección primaria del Partido Demócrata ha estado plagada de lugares comunes, comentarios banales y análisis francamente nulos. Un encuentro entre etiquetas y preguntas absurdas. La elección primaria demócrata está constreñida a la batalla entre categorías: la mujer (Hillary Clinton), el negro (Barack Obama), el hispano (Bill Richardson) y el blanco de orígenes humildes (John Edwards).

A las categorías, siguen las preguntas ‘controversiales’: ¿Está Estados Unidos listo para una mujer en la presidencia? ¿Qué significa para Estados Unidos tener un Presidente negro? ¿Podrá Richardson ser el primer candidato de origen mexicano a la presidencia? ¿Representa John Edwards a los blancos empobrecidos del país? Preguntas que por supuesto carecen de respuestas razonables. Llega entonces el momento de ‘fabricar la nota’. Accidentalmente escribir Osama en lugar de Obama, porque sospechan que el público conectará los puntos y concluirá que es nombre de Barack es ilegible e inelegible. El reportaje sobre la formación escolar de Obama en una supuesta escuela musulmana de Indonesia a la que asistió a los ¡6 años!, y que resultó ser una escuela pública secular.

Todo encaja perfectamente para una cobertura hollywoodense de la elección. Hillary Clinton como una amazona implacable que recoge millones y millones de dólares al trote, que ha hecho del centro y sus indefiniciones su casa. Barack Obama como el político carismático y extraño desde el nombre hasta los rasgos, un político afro-americano que no llega a ser propiamente negro. John Edwards como el ‘niño bonito’ de la pobreza, el hijo de un minero que se convirtió en un exitoso abogado y político, el rostro del ‘sueño americano’. Bill Richardson como el hombre experimentado pero gris, el gobernador del estado más pobre del país, peligrosamente cercano a México, en donde para colmo vivió sus primeros años de vida.

Así, la elección primaria se perfila como la contienda entre las muchas partes del Partido Demócrata. El despertar de sus dilemas como el partido de las muchas minorías y sus agendas. La identidades cruzan en todas la direcciones, por ejemplo, la dirección del voto afroamericano no es clara entre Obama y Clinton. Irónicamente, Richardson y Edwards, los únicos precandidatos que hasta el momento tienen posturas claras de política pública, le apuestan a su inclusión en la fórmula a la vicepresidencia. Las combinaciones están abiertas: ¿Una presidenta con un vicepresidente hispano? ¿Un presidente negro con un vicepresidente blanco? ¿Una fórmula blanca de un lado y negro-hispano del otro?...categorías y etiquetas ¡Qué aburrición!

18.1.07

El Excremento del Diablo (Excelsior, 18/01/07)

Desde mediados del siglo XIX el petróleo ha sido motor del desarrollo mundial. Muchos vieron en el petróleo una oportunidad única para mejorar la calidad de vida de los habitantes de los países afortunados que contaban en sus subsuelos con enormes reservas. La demanda mundial de petróleo es prácticamente inelástica a los cambios en el precio, los ingresos por su exportación son inmensos, una bendición. De ahí su calificación como ‘oro negro’.

Lejos de haber mejorado la vida de los habitantes de los países productores y exportadores de petróleo, en la mayoría de los casos la ha empeorado. Por ello, Juan Pablo Pérez Alfonso, el principal promotor por parte de Venezuela para la creación de la OPEP allá en 1959, lo llamó ‘el excremento del diablo’. Pérez Alfonso no vio en el petróleo una bendición, sino una maldición de los hombres. Tenía razón.

El primer efecto negativo del petróleo tiene que ver con el crecimiento económico, la llamada ‘enfermedad holandesa’ de las economías que dependen de la producción y exportación de un solo bien, sobrevalúan su moneda, limitan la competitividad de los otros sectores económicos, y reducen las posibilidades de crecimiento económico. El Open Society Institute ha calculado que en promedio entre 1960 y 1990 los países sin recursos energéticos crecieron entre 2 y 3 veces más que los países con recursos energéticos.

El segundo efecto negativo es preocupante: la riqueza generada por la exportación de petróleo no mejora la calidad de vida de la gente. Por ejemplo, si comparamos los rankings mundiales del Índice de Desarrollo Humano (IDH) y de PIB per cápita, en donde un valor positivo significa que el país ha logrado un mayor IDH al esperado y un valor negativo significa que el país tiene un IDH mucho menor al esperado por su PIB per cápita, la imagen se vuelve clara. De los 15 mayores exportadores de petróleo sólo 6 tienen un valor positivo, mientras que 9 se encuentran en valores negativos. El caso más extremo es Guinea Ecuatorial, un país en extremo dependiente de sus exportaciones petroleras, que ocupa el lugar 87 en PIB per cápita y el lugar 177 en el IDH.

El tercer efecto negativo es angustiante: los países dependientes de la exportación de petróleo tienden a ser autoritarios, como lo comprobó el politólogo Leonard Wantchekon. Peor aún, las autocracias petroleras son más duraderas que las autocracias no petroleras, como lo demostró el politólogo Michael Ross. De los 10 mayores exportadores de petróleo en el mundo, únicamente 2 son democracias libres (Noruega y México), 3 son parcialmente libres (Nigeria, Venezuela y Kuwait) y los 5 restantes son países no libres. En contraste, de los 10 mayores importadores de petróleo, sólo uno es un país no libre (China), el resto son democracias libres. Por supuesto, el efecto no democrático tiene que ver directamente con los mecanismos de distribución y transparencia de los recursos petroleros: los gobiernos tienen más dinero para comprar y/o reprimir ciudadanos. Pero tiene también que ver con los efectos desestabilizadores, por ejemplo, la prolongación y el endurecimiento de las guerras civiles en países petroleros (i.e. Angola).

Sí, el petróleo puede ser una maldición, limitar el crecimiento, reducir incentivos para el gasto social y facilitar la inestabilidad política y el autoritarismo. Pero no hay maldiciones sin la mano activa de los hombres. Aquellos que inhiben la formación de instituciones reguladoras, que ven en el petróleo un medio para su prolongación en el poder, que no entienden el Estado sin apellidos. Esos son los malditos.

9.1.07

México-Washington, vía Latinoamérica (Excelsior, 090107)

El sexenio de Felipe Calderón inició con una nueva postura mediática. La presencia del ejecutivo en los medios ya no es inútil y ansiosa: la declaración espontánea, el chascarrillo para la nota o el spot repetido hasta el delirio. La cobertura en medios del gobierno calderonista parece sujetarse ahora a las acciones visibles de gobierno, ya los operativos contra el narcotráfico en Michoacán y Tijuana, ya la ampliación del seguro de salud, ya la definición de una ‘línea institucional de declaraciones’.

Como parte de esta austeridad noticiosa el gabinete calderonista se ha disciplinado. En contraste con el ‘gabinete montessori’ del Presidente Fox, los miembros del gabinete de Felipe Calderón levantan la mano antes de hablar. A poco más de un mes de haber tomado posesión del cargo, la canciller Patricia Espinosa no había tenido una sola aparición notoria en medios. Finalmente el pasado lunes, con motivo de la XVIII reunión de cónsules y embajadores, la cancillería dio la nota al declarar en voz de su vocero Víctor Áviles Castro que se había reiniciado el diálogo con el gobierno venezolano para regularizar las relaciones bilaterales.

Por supuesto, no es aleatorio que la primera nota de la cancillería se refiera a la relación de México con un país de América Latina, ahí se encuentran las principales magulladuras de la accidentada política exterior foxista y hacia ahí dirigió sus primeros pasos Felipe Calderón como Presidente electo.

La relación de México con el resto de América Latina ha estado definida por un inevitable romanticismo y una innegable desvinculación económica. América Latina representa un continuo lingüístico, cultural e histórico único en el planeta, nos hemos soñado desde el inicio de nuestra vida independiente como una unicidad. Este continuo cultural no ha encontrado compañía en un continuo político y económico. Ello es particularmente cierto en el caso de México, en donde hemos sido latinoamericanos de confesión y norteamericanos de profesión.

Los datos no mienten, económicamente México pertenece a Norteamérica. En 1994, 78% del total de nuestro comercio exterior se realizaba con Estados Unidos y Canadá, y únicamente un 3.6% con América Latina. Para el 2005 las proporciones pasaron al 72% y 4.3% respectivamente. La totalidad de nuestro comercio con Latinoamérica representa poco más del 6% del valor de nuestro comercio con Estados Unidos.

Dos obviedades: nuestra relación bilateral más importante es con Estados Unidos y nuestros vínculos con América Latina son francamente débiles. El error ha consistido en ver en lo segundo una consecuencia natural de lo primero. En efecto, los intereses económicos de México en Latinoamérica son reducidos; no obstante, no podemos pensar en una política exterior mexicana activa que no pase por la región. La participación protagónica de México en organismos multilaterales, en el tratamiento global de temas como los derechos humanos, la migración, el narcotráfico y la liberalización del comercio de los países desarrollados, depende del liderazgo regional que México logre adquirir en América Latina.

En consecuencia, el peso diplomático de nuestro país frente a los Estados Unidos estará vinculado a nuestro peso diplomático en Latinoamérica. Para Estados Unidos, México es un país demasiado cercano y prominente para ser ignorado, pero lo suficientemente débil para ser postergado. México es una prioridad económica, no diplomática. En el trayecto entre México y Washington habrá que abrir itinerarios frecuentes con escalas en Centro y Sudamérica.

3.1.07

Las 10 del 2006 (Publicado en Excelsior 27/12/06 y 03/01/07)

El 2006 termina con un sabor confuso, mitad alivio mitad espera. El 2006 termina y en esta columna le damos cierre con un conteo de los que pueden ser los 10 eventos más significativos del año.

10. Elecciones Latinoamericanas. Se vivieron elecciones presidenciales en 8 países latinoamericanos. La conclusión central es clara: América Latina es hoy una región democrática. Las elecciones de Costa Rica, México y Ecuador trajeron a la mesa los riesgos de las elecciones cerradas y en su caso, la fortaleza de las instituciones electorales. Presenciamos además la reelección de tres líderes, Álvaro Uribe en Colombia, Lula da Silva en Brasil y Hugo Chávez en Venezuela, electorados que premian lo que consideran un buen desempeño de sus gobernantes. Atestiguamos también el regreso al poder de dos presidentes que en su momento dejaron saldos desastrosos en sus países, Alan García en Perú y Daniel Ortega en Nicaragua. América Latina elige.


9. Triunfo Demócrata. Después de un dominio republicano en el Congreso estadounidense que duró más de 10 años, el pasado 7 de noviembre los demócratas se hicieron del control de ambas cámaras. El electorado señaló su inconformidad con el status quo de la política exterior y la Presidencia de George W. Bush se enfrenta por primera vez a la necesidad real de revisar sus acciones en Irak y generar acuerdos en el Congreso.


8. Parálisis en Irak. Después de 3 años de la invasión estadounidense a Irak, el país se encuentra paralizado entre algo que no llega a guerra civil y algo que tampoco llega a democracia. Las acciones militares se han reducido a la contención y el gobierno irakí no encuentra aún mecanismos institucionales para la pacificación interna. El reto cae en las manos del gobierno estadounidense, que debe al tiempo encontrar opciones de salida y garantizar la viabilidad de la democracia en Irak.


7. África. Éste es ya un continente con dos rostros. Por un lado, tenemos el rostro de las naciones africanas que han logrado mantener gobiernos democráticos estables con tazas de crecimiento económico razonables: Sudáfrica, Namibia, Botswana, Senegal, Ghana, Benin, Mali y con suerte, Liberia. Por el otro lado, la África con un rostro carente, beligerante, dividido y doliente. La África del desastre humanitario en Darfur (Sudán), la África en la frontera del conflicto entre Etiopia y Somalia, la África autoritaria que acaba con todo en Zimbabwe, Congo, Rwanda, Camerún, Chad, Sudán y Costa de Marfil.


6. China e India. En 2006 ambos países consolidaron su lugar entre las grandes economías globales. China crece y crece, y por ello se enfrenta a retos mayores: la contención de las desigualdades, la protección al medio ambiente y, sobre todo, el acompañamiento del desarrollo con formas democráticas. India, que había usada sistemáticamente como un ejemplo de cómo las democracias pobres no crecen, encontró desde inicios de los noventa políticas de crecimiento exitosas, orientadas por el comercio, la inversión externa y la tecnología. Los retos indios son claros, el combate a la pobreza y la inclusión de todas sus regiones en el desarrollo.


5. Uniones Gay. Ya en matrimonio, ya en uniones civiles, ya en sociedades de convivencia, las parejas del mismo sexo de varios países y ciudades se encuentran por primera vez en la capacidad de ejercer el derecho básico a los efectos legales de los afectos. El 2006 concretó lo que ya parece ser un proceso irreversible en las democracias. Hoy 5 países admiten el matrimonio gay, 18 países ofrecen uniones civiles entre personas del mismo sexo, así como en algunos estados o regiones de 5 países más (entre ellos el Distrito Federal).

4. Tema Migratorio. El 2006 no fue el año de las migraciones, esas han existido siempre, pero sí fue sin duda el año de los debates sobre el tema. El 2006 evidenció las tensiones entre la globalidad que promueve del libre tránsito de insumos, productos y capitales, y los Estados que se alarman frente al tránsito espontáneo de la fuerza de trabajo. La nota se centró en Estados Unidos y la mutación de una reforma migratoria integral congruente con la regionalización económica en Norteamérica, en una ley que mantiene el status quo y le incorpora la construcción de un muro fronterizo como mensaje electoral vacío. Pero el debate migratorio también ha alcanzado a Europa que mientras permite el libre paso de trabajadores entre los miembros de la Unión Europea, cierra las puertas a los inmigrantes africanos y asiáticos. Síntomas de una modernidad que no concilia necesidades económicas con incentivos políticos.

3. Líbano-Israel-Palestina. Un fantasma recorrió medio oriente, es el fantasma de los Estados no natos. Líbano y Palestina comparten un atributo, son países sin Estado, presas de actores no-estatales que no encuentran su espacio fuera de la violencia, Hezbolá y Hamas. El conflicto entre Israel y ambos países encuentra sus raíces en ese atributo compartido. Pero Israel lleva culpas, ha permitido hacer del conflicto un tema electoral y ha entorpecido la consolidación de los dos Estados vecinos. La solución al conflicto regional pasa por el fortalecimiento de los Estados palestino y libanés; esto es, por la terminación de los brazos armados del Hezbolá y Hamas. Esto abriría las puertas a la formación de una región democrática única en medio oriente y eventualmente, a su pacificación.

2. El fin de los supremos. Los dictadores latinoamericanos enfermaron, padecieron y algunos murieron. Alfredo Stroessner en Paraguay, Augusto Pinochet en Chile, Fidel Castro en Cuba, Jorge Rafael Videla en Argentina, los latinoamericanos vimos secarse los residuos del siglo XX y nos mostramos dispuestos a darles cabal sepultura. Mientras en América Latina los supremos se desvanecen de forma natural, en Irak los pasados se ejecutan como atajo para los futuros. La imagen de Saddam Hussein en la horca es la imagen de la estupidez, de la venganza disfrazada de justicia. Decíamos que Irak es algo que no llega a guerra civil y algo que tampoco llega a democracia. Decíamos también que las democracias no se construyen con horcas y cadáveres, esos son insumos para el resentimiento y la división.


1. El mundo dividido. La condición central del mundo en el 2006 pocas veces fue noticia y es que una tragedia repetida termina por convertirse en silencio incómodo. El mundo se encuentra dividido, no en imperios ni en odiosos bloques ideológicos, sino en niveles y potencialidades de desarrollo intolerablemente dispares. La desigualdad económica central ya no se encuentra entre grandes regiones del mundo, sino que se ubica entre países dentro de regiones y, sobre todo, entre estratos sociales dentro de los países. El ingreso del 1% más rico del mundo equivale al del 60% más pobre. Por supuesto, el problema no está en la existencia de ricos, sino en la continuidad de los pobres. La pobreza es pegajosa y genera ciclos viciosos de mortalidad, baja educación, desnutrición, violencia e inestabilidad políticas. Alrededor de 3 mil millones de individuos que no han encontrado aún en la mundialización económica salidas a la marginación, que se encuentran impedidos para ejercer sus libertades, para poder ser.