El 2006 termina con un sabor confuso, mitad alivio mitad espera. El 2006 termina y en esta columna le damos cierre con un conteo de los que pueden ser los 10 eventos más significativos del año.
10. Elecciones Latinoamericanas. Se vivieron elecciones presidenciales en 8 países latinoamericanos. La conclusión central es clara: América Latina es hoy una región democrática. Las elecciones de Costa Rica, México y Ecuador trajeron a la mesa los riesgos de las elecciones cerradas y en su caso, la fortaleza de las instituciones electorales. Presenciamos además la reelección de tres líderes, Álvaro Uribe en Colombia, Lula da Silva en Brasil y Hugo Chávez en Venezuela, electorados que premian lo que consideran un buen desempeño de sus gobernantes. Atestiguamos también el regreso al poder de dos presidentes que en su momento dejaron saldos desastrosos en sus países, Alan García en Perú y Daniel Ortega en Nicaragua. América Latina elige.
9. Triunfo Demócrata. Después de un dominio republicano en el Congreso estadounidense que duró más de 10 años, el pasado 7 de noviembre los demócratas se hicieron del control de ambas cámaras. El electorado señaló su inconformidad con el status quo de la política exterior y la Presidencia de George W. Bush se enfrenta por primera vez a la necesidad real de revisar sus acciones en Irak y generar acuerdos en el Congreso.
8. Parálisis en Irak. Después de 3 años de la invasión estadounidense a Irak, el país se encuentra paralizado entre algo que no llega a guerra civil y algo que tampoco llega a democracia. Las acciones militares se han reducido a la contención y el gobierno irakí no encuentra aún mecanismos institucionales para la pacificación interna. El reto cae en las manos del gobierno estadounidense, que debe al tiempo encontrar opciones de salida y garantizar la viabilidad de la democracia en Irak.
7. África. Éste es ya un continente con dos rostros. Por un lado, tenemos el rostro de las naciones africanas que han logrado mantener gobiernos democráticos estables con tazas de crecimiento económico razonables: Sudáfrica, Namibia, Botswana, Senegal, Ghana, Benin, Mali y con suerte, Liberia. Por el otro lado, la África con un rostro carente, beligerante, dividido y doliente. La África del desastre humanitario en Darfur (Sudán), la África en la frontera del conflicto entre Etiopia y Somalia, la África autoritaria que acaba con todo en Zimbabwe, Congo, Rwanda, Camerún, Chad, Sudán y Costa de Marfil.
6. China e India. En 2006 ambos países consolidaron su lugar entre las grandes economías globales. China crece y crece, y por ello se enfrenta a retos mayores: la contención de las desigualdades, la protección al medio ambiente y, sobre todo, el acompañamiento del desarrollo con formas democráticas. India, que había usada sistemáticamente como un ejemplo de cómo las democracias pobres no crecen, encontró desde inicios de los noventa políticas de crecimiento exitosas, orientadas por el comercio, la inversión externa y la tecnología. Los retos indios son claros, el combate a la pobreza y la inclusión de todas sus regiones en el desarrollo.
5. Uniones Gay. Ya en matrimonio, ya en uniones civiles, ya en sociedades de convivencia, las parejas del mismo sexo de varios países y ciudades se encuentran por primera vez en la capacidad de ejercer el derecho básico a los efectos legales de los afectos. El 2006 concretó lo que ya parece ser un proceso irreversible en las democracias. Hoy 5 países admiten el matrimonio gay, 18 países ofrecen uniones civiles entre personas del mismo sexo, así como en algunos estados o regiones de 5 países más (entre ellos el Distrito Federal).
4. Tema Migratorio. El 2006 no fue el año de las migraciones, esas han existido siempre, pero sí fue sin duda el año de los debates sobre el tema. El 2006 evidenció las tensiones entre la globalidad que promueve del libre tránsito de insumos, productos y capitales, y los Estados que se alarman frente al tránsito espontáneo de la fuerza de trabajo. La nota se centró en Estados Unidos y la mutación de una reforma migratoria integral congruente con la regionalización económica en Norteamérica, en una ley que mantiene el status quo y le incorpora la construcción de un muro fronterizo como mensaje electoral vacío. Pero el debate migratorio también ha alcanzado a Europa que mientras permite el libre paso de trabajadores entre los miembros de la Unión Europea, cierra las puertas a los inmigrantes africanos y asiáticos. Síntomas de una modernidad que no concilia necesidades económicas con incentivos políticos.
3. Líbano-Israel-Palestina. Un fantasma recorrió medio oriente, es el fantasma de los Estados no natos. Líbano y Palestina comparten un atributo, son países sin Estado, presas de actores no-estatales que no encuentran su espacio fuera de la violencia, Hezbolá y Hamas. El conflicto entre Israel y ambos países encuentra sus raíces en ese atributo compartido. Pero Israel lleva culpas, ha permitido hacer del conflicto un tema electoral y ha entorpecido la consolidación de los dos Estados vecinos. La solución al conflicto regional pasa por el fortalecimiento de los Estados palestino y libanés; esto es, por la terminación de los brazos armados del Hezbolá y Hamas. Esto abriría las puertas a la formación de una región democrática única en medio oriente y eventualmente, a su pacificación.
2. El fin de los supremos. Los dictadores latinoamericanos enfermaron, padecieron y algunos murieron. Alfredo Stroessner en Paraguay, Augusto Pinochet en Chile, Fidel Castro en Cuba, Jorge Rafael Videla en Argentina, los latinoamericanos vimos secarse los residuos del siglo XX y nos mostramos dispuestos a darles cabal sepultura. Mientras en América Latina los supremos se desvanecen de forma natural, en Irak los pasados se ejecutan como atajo para los futuros. La imagen de Saddam Hussein en la horca es la imagen de la estupidez, de la venganza disfrazada de justicia. Decíamos que Irak es algo que no llega a guerra civil y algo que tampoco llega a democracia. Decíamos también que las democracias no se construyen con horcas y cadáveres, esos son insumos para el resentimiento y la división.
1. El mundo dividido. La condición central del mundo en el 2006 pocas veces fue noticia y es que una tragedia repetida termina por convertirse en silencio incómodo. El mundo se encuentra dividido, no en imperios ni en odiosos bloques ideológicos, sino en niveles y potencialidades de desarrollo intolerablemente dispares. La desigualdad económica central ya no se encuentra entre grandes regiones del mundo, sino que se ubica entre países dentro de regiones y, sobre todo, entre estratos sociales dentro de los países. El ingreso del 1% más rico del mundo equivale al del 60% más pobre. Por supuesto, el problema no está en la existencia de ricos, sino en la continuidad de los pobres. La pobreza es pegajosa y genera ciclos viciosos de mortalidad, baja educación, desnutrición, violencia e inestabilidad políticas. Alrededor de 3 mil millones de individuos que no han encontrado aún en la mundialización económica salidas a la marginación, que se encuentran impedidos para ejercer sus libertades, para poder ser.