La política exterior de la administración foxista termina con lo que sin duda representa un fracaso: la aprobación en ambas cámaras legislativas de Estados Unidos de la resolución 6061 que establece la construcción de un muro en 1,126 kilómetros de nuestra frontera. La apuesta central de la política exterior foxista era evidenciar la cercanía con Estados Unidos y la inserción del tema migratorio en el centro. Hoy, ni tenemos una cercanía más formal con el vecino del norte, ni logramos modificar su postura migratoria.
Por supuesto, no toda la culpa es atribuible al gobierno mexicano. En Estados Unidos la agenda diplomática se monopolizó en asuntos de seguridad. No parecía haber espacio para más. Nuestro error fue quizás no entenderlo. Nos aferramos a una negociación ‘entre hombres’ y no entre gobiernos, seguimos pensando que todo pasa por el Presidente y perdimos la oportunidad de cabildear nuestros intereses en el Congreso. Aún más, no fuimos capaces de elaborar una propuesta de reforma migratoria compartida que priorizara temas de seguridad y abriera la puerta para la formación de una zona de seguridad norteamericana.
Hoy la apuesta del gobierno mexicano es que el Presidente Bush vete la propuesta de Ley. Una apuesta, lo saben, perdida. La apuesta para el gobierno calderonista será explotar los espacios que aún quedan abiertos para una reforma migratoria integral. Gracias al Senador Salazar (demócrata de Colorado) se logró aprobar la enmienda 5028 que anexa al texto de la resolución 6061, la propuesta 2611 referida a una reforma migratoria integral. El tema no está perdido, pero la pelota está claramente de este lado de la frontera.
En política el tiempo lo es casi todo. Cuando se aprobó esta resolución en la cámara baja hubo 283 a favor y 138 en contra, con una clara división partidista. 219 republicanos votaron a favor y sólo 6 en contra, mientras que 64 demócratas votaron a favor y 131 en contra. Esta vez en el Senado hubo 80 votos a favor, 19 en contra y una abstención. De estos 19 votos en contra 17 fueron demócratas, 1 republicano y 1 independiente. Esto significa que de 44 senadores demócratas 26 votaron a favor y 1 se abstuvo. Perdimos aliados demócratas naturales como los senadores Boxer y Feinstein de California, el senador Nelson de Florida, el senador Obama de Illinois, y los senadores Clinton y Schumer de Nueva York.
Por supuesto, los mexicanos no podemos aspirar a formalizar nuestra calidad de exportadores de mano de obra no calificada. Pero es un contrasentido que entre dos países con flujos comerciales libres, medie un muro fronterizo. En efecto, la mejor solución al fenómeno migratorio es la generación de oportunidades generadoras de ingreso en México. Es decir, la traducción de comercio en crecimiento, y de crecimiento en desarrollo. Esta es una tarea del gobierno mexicano, pero de la que nuestro vecino no puede marginarse.
Cuando Polonia fue admitida dentro de la Unión Europea su PIB per capita no rebasaba el 45% del promedio europeo, mientras que su población representaba 11% del total de la Unión Europea. En el 2004, el ingreso de los mexicanos representaba menos del 30% del ingreso promedio de los estadounidenses y su población el 38% de la población estadounidense. Cierto, México no es Polonia ni los Estados Unidos la Unión Europea. Los polacos siempre han sido europeos, nosotros apenas comenzamos a querer ser norteamericanos. En Estados Unidos, Norteamérica se acaba en el Río Bravo, en México, Norteamérica es un concepto indefinido e inquietante…esa pared, que no nos deja ver…
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