31.5.06

La Iglesia Católica (Publicado en Excelsior, 31/05/06)

¿Podemos distinguir entre la Iglesia y la fe católica? El propio término católico significa “de acuerdo con el todo”, universal, imposibilidad de disenso. La fe católica está basada en la universalidad de su prédica, en su expansión terrenal, por tanto en su revelación vía la iglesia. Entre el siglo IV y el siglo XVIII no hubo un actor internacional más poderoso que la iglesia católica, propietaria de almas, riquezas y silencios. Si el bien es único, es incuestionable, y la iglesia defendió su monopolio de la trascendencia a piedra y lodo, oscurantismo doloroso, ningún actor ha sido más dañino al progreso, ninguno más implacable contra la disidencia del ser y hacer.

La sorpresa es doble, la iglesia católica ha sobrevidido a los dos grandes siglos de modernización (XIX y XX) sin haberse reformado sustancialmente. En el mercado de la fe es incuestionablemente la que ofrece perdón a menor costo moral, no económico. Otras creencias exigen para sí devoción, compromiso, esfuerzo, un sistema de vida. El catolicismo exige palabra, sufrimiento y juicio, nada más, una línea voluntaria entre lo bueno y lo malo.

Por supuesto, el sistema de creencias de cada individuo es sujeto de respeto. No así, los abusos de poder, particularmente aquellos hechos en el nombre de Dios. La iglesia católica tiene que enfrentar sus culpas y modificar todo comportamiento que no encaje en la democracia. Asumir su pasado y encontrar su futuro.

Poco ayuda la censura automática. Frente a la distribución masiva del Evangelio de Judas o de la película El Código Da Vinci la reacción única de la iglesia es la descalificación y la censura, nunca el debate. Imposible perdonar. Imposible pensar que una mujer haya ejercido influencia alguna sobre Jesús otra que darle vida, imposible pensar que una mujer pueda ser representante de Cristo en la tierra, no, la de las mujeres debe ser una fe muda que no pida nada para sí.

Qué decir del papel de abierta complicidad de la iglesia católica con el nazismo y sus horrendas consecuencias. El perdón de Benedicto XVI en Auschwitz llega tarde pero da señales al menos de una iglesia que comienza a excavarse las culpas y asumir sus responsabilidades.

Pero quizás no haya otro episodio más sintomático que el del Padre Maciel. La Congregación de la Doctrina de la Fe (lo que queda de la Santa Inquisición) dictaminó que Maciel no fuera sometido a un proceso canónico pero lo obligó a renunciar a todo ministerio público. En otras palabras, lo encontró culpable de abusar sexualmente de por lo menos 30 hombres, la mayoría de ellos menores de edad al momento de la violación, un reconocimiento insólito dentro de la iglesia, una señal de los tiempos por venir. Por supuesto, queda por ver cuál es la actuación de las autoridades mexicanas, dado que en la mayoría de los estados de la federación la violación y el abuso sexual se persiguen de oficio.

La democratización liberal del mundo y la prominencia de los derechos humanos pone a la iglesia bajo una luz distinta, sobresale como una institución excluyente, afluente, autoritaria y soberbia. El dilema lo enfrentan los Estados democráticos de occidente, ¿cómo permitirle a la iglesia católica que excluya a las mujeres del sacerdocio pero castigamos a las niñas musulmanas que cubren sus cabezas en la escuela? Por su parte, la iglesia católica puede volverse en efecto una institución espiritual o resignarse a su extinción. Podría empezar por hacerse más cargo de las almas de sus fieles, y menos de sus cuerpos.

24.5.06

Frontera Inc (Publicado en Excelsior, 24/05/06)


Terminado el discurso piadoso, Bush se aventuró al desierto de Arizona y nos dejó como recuerdo su imagen a bordo de una unidad de la patrulla fronteriza, cuidar la frontera es tarea de hombres valientes y emocionados. Mal momento, mala señal. Junto al anuncio del envío de 6000 efectivos de la Guardia Nacional a la frontera, como lo publicó Excelsior en su edición dominical el gobierno estadounidense anunció la contratación de servicios de inteligencia de grandes corporaciones militares para reforzar la seguridad fronteriza. Contratistas privados y seguridad fronteriza, en eso terminó la semana de la esperanza. Entre las compañías que competirán por los contratos fronterizos se encuentran Lockheed Smith, Raytheon y Northrop Grumman, que ya han sido contratadas por la administración en las guerras en Afganistán e Irak.

Estas corporaciones militares proveerán servicios de vigilancia y monitoreo en la frontera con ayuda de lo último en tecnología de guerra (sí, guerra): aeronaves sin piloto, cámaras de video y otros sistemas de detección de movimiento satelitales. La administración no tiene empacho en aceptarlo, “esta es una invitación inusual, estamos pidiendo que vengan a decirnos como hacer nuestro trabajo” les dijo el subsecretario de Seguridad Interna a los contratistas militares de acuerdo al artículo del New York Times. Curiosa concepción del Estado. Por lo pronto, de acuerdo al mismo artículo la corporación que gane el contrato podría ganar alrededor de 2 mil millones de dólares en los próximos años. Cabildear por una reforma restriccionista es tentador.

Pero la historia no termina ahí. Además de los sistemas de protección fronteriza el gobierno de Bush ha iniciado proyectos para construir campos de detención temporal para inmigrantes ilegales. Bajo el Acta de Reforma de Inteligencia Nacional y Prevención del Terrorismo del 2004 se planea construir 40,000 camas y barracas. Este contrato con un valor inicial de $385 millones de dólares ya fue asignado a Kellog Brown & Root empresa filial de Halliburton, la empresa constructora favorita del Presidente Bush, en la que solía colaborar el Vicepresidente Cheney, y que se llevó millonarios contratos para la reconstrucción de Irak y las zonas afectadas por el huracán Katrina. Negocio redondo en la guerra, el desastre y el control migratorio.

El círculo se cierra. Las corporaciones militares aportaron $1.2 millones a la campaña de Bush en el 2000, casi $900 mil provinieron justamente de Lockheed Martin y Northrop Grumman. Por su parte, Raytheon donó $202 mil dólares y Halliburton $195 mil. Tendríamos que agregar además el dinero que estas compañías han gastado en cabildeo político en Washington. Tan sólo en 2003 Lockheed Martin invirtió en este rubro $3.3 millones de dólares, Northrop Grumman $6.5 millones, y Raytheon $1.1 millones.

Sistema perverso de incentivos. El Estado depende de grandes corporaciones privadas para proveer el más público de los bienes: seguridad. Por su parte, los candidatos dependen parcialmente de estas mismas corporaciones para poder ganar elecciones. Finalmente, estas corporaciones tienen capacidades hegemónicas que impiden la entrada de competidores a su mercado. Todo entre amigos. Resultados inquietantes, el gobierno estadounidense pide el auxilio del capital privado – aunque alrededor del 70% de las ganancias de estas compañías proviene de contratos gubernamentales - para detener el flujo de trabajadores. El debate migratorio también tiene signo de dólares. ¿Soy yo o hay algo fundamentalmente erróneo en todo esto?

17.5.06

El perro de las dos tortas (Publicado en Excelsior, 17/05/06)


El discurso del Presidente Bush el pasado lunes sorprendió a pocos y molestó a muchos. Bush se presentó como el abogado de un punto intermedio entre las posiciones encontradas del Senado y la Cámara de Representantes, un punto medio entre la deportación y la ciudadanización de los trabajadores ilegales en Estados Unidos. Por un lado, Bush se mostró compasivo con los inmigrantes ilegales a quienes consideró “gente buena y trabajadora”. Por el otro lado, Bush aceptó que existen problemas de seguridad fronteriza, y ordenó el envío de 6,000 soldados de la Guardia Nacional a la frontera con México.

Otro punto medio desesperado, no se trata de una militarización de la frontera con México, sino de una medida administrativa en la que la Guardia Nacional apoyará por un año las labores de la patrulla fronteriza. Discurso ilusorio para convencer a un gobierno mexicano dispuesto a ser convencido. Bajo cualquier óptica, se trata de una movilización de tropas y pretender que ello no tiene efectos en la relación bilateral es infantil.

Lo cierto es que las opciones del Presidente Bush no parecen ser muchas. Priorizar únicamente la seguridad fronteriza compromete el apoyo de votantes independientes e hispanos. Dar posibilidades a una amnistía pone en riesgo el voto de los sectores conservadores, la base de apoyo más importante del Presidente Bush. No hay opción ganadora. Se reduce todo a un control de daños, un juego de señales: deja entrever que está a favor de una amnistía pero indica que la seguridad fronteriza es tema urgente. Curiosa conclusión, los ilegales que ya están aquí son necesarios y benéficos, los que no han llegado son una amenaza a nuestra seguridad.

Conclusión compartida por la población estadounidense. De acuerdo a una encuesta de Los Angeles Times, 54% de los entrevistados están a favor de un programa de trabajadores temporales, 66% a favor de la posibilidad de que los inmigrantes ilegales adquieran eventualmente la ciudadanía y 74% aprueban la presencia de la Guardia Nacional en la frontera. Estados Unidos es un país que se debate entre la legalidad y la indulgencia. Entre el miedo y la necesidad.

Curiosamente la percepción de liberales y conservadores respecto a la propuesta de Bush es muy similar: es temporal, no resuelve el problema de fondo y genera costos significativos. Para algunos liberales la movilización de tropas a la frontera no detendrá el flujo migratorio y sí obligará a los migrantes a buscar rutas de cruce más peligrosas. Para algunos conservadores la seguridad fronteriza es inútil si al mismo tiempo se perdona a quienes infringieron las leyes migratorias. Del discurso de Bush, los primeros sólo escucharon ‘seguridad fronteriza’ y los segundos ‘amnistía’. Bush quizo calmar ambos bandos y logró sólo confirmar sus enojos.

El hecho es que Bush tiene el nivel de aprobación más bajo en décadas. Al inicio de su sexto año gobierno Clinton tenía un 64%, Reagan 46% y Nixon 44%, Bush está en 29%. Un Presidente en tales condiciones tiene dos opciones, cuidarse o arriesgarse. Un Presidente sin posibilidad de reelección y con tan poca aprobación puede darse el lujo de tomar decisiones de Estado correctas aunque sean impopulares (good policy, bad politics). El tema migratorio debe ser regulado dentro del TLCAN. Vecindad es destino, como lo es la complementariedad económica de nuestros países. Así lo entendió Bill Clinton cuando sin apoyo del Congreso y la ciudadanía aprobó un préstamo por 20 mil millones de dólares a México en 1995.

10.5.06

Dinero público para fines privados (Publicado en Excelsior, 10/05/06)


Será la cercanía, será el desencanto. En México la presencia de Fidel Castro en la lista de los 10 mandatarios más ricos del mundo fue recibida con alboroto. El rostro más conocido de la izquierda en el mundo resultó ser un acaudalado empresario de las masas y las ilusiones. Nos mintió pareciera ser el grito compartido. ‘Castro tiene más dinero que la Reina Isabel II de Inglaterra’ afirman sorprendidos, y uno no puede evitar preguntarse ¿Por qué tendría Isabel II que tener más dinero que Castro?, de hecho, ¿Por qué tendrían los dos que ser millonarios? El uso de recursos públicos depende del diseño institucional de los sistemas políticos, ¿Qué es más útil para preservarse en el poder, invertir en bienes públicos, transferir bienes privados a los pilares del régimen o guardárselo en la bolsa?

Algo está mal en ambos casos si como afirma la revista Forbes, Castro tiene 900 millones de dólares y la Reina 500. La diferencia radica en que el cálculo de la fortuna de la Reina se basa en propiedades y el presupuesto que le es asignado por el gobierno, mientras que en el caso de Castro se basa “…en la red de compañías públicas” de la isla. Es decir, lo de Isabel II es dinero apropiado, lo de Castro es dinero potencialmente apropiable. No se trata de defender lo indefendible, decir que Castro es el hombre más rico de Cuba no es justificable, como tampoco lo es que el Príncipe Alberto I de Mónaco tenga una riqueza equivalente a 1,000 millones de dólares, o que el Príncipe Alwaleed de Arabia Saudita tenga una fortuna de 20,000 millones de dólares.

La punzada emocional resulta del despecho. Es una perversión pensar que un líder socialista sea millonario. Como lo es que un sistema económico basado en la libre empresa y la propiedad privada destine más dinero a subsidiar empresas privadas que a programas de seguridad social. Sin embargo, ese ha sido el caso en Estados Unidos. Tan sólo en 2001 se destinaron 87,000 millones de dólares a lo que se conoce como seguridad corporativa (Corporate Welfare); apoyos públicos a fines privados: beneficios fiscales, inversiones públicas, subsidios en insumos de producción. Por ejemplo, en 1997 el gobierno estadounidense incurrió en costos de alrededor de 150,000 millones de dólares en seguridad corporativa, mientras que la inversión en los programas centrales de seguridad social fue 145,000 millones de dólares.

Entendamos. El gobierno estadounidense destina una cantidad similar –y a veces superior- para fortalecer al sector privado que en apoyar programas de salud, educación, desempleo y vivienda para fortalecer a los estratos económicos más desfavorecidos. Esto claro, sin contar el monto de contratos de empresas privadas con el gobierno estadounidense, cantidades alucinantes destinadas en la industria militar, de construcción o generación de energía. ¿Cuál es el beneficio público? Una idea, la teoría del goteo, si se fortalecen las empresas privadas, estas generarán empleos. No se distribuye dinero, sino la capacidad de generarlo. Sin embargo, de acuerdo a una serie de artículos publicados por el Boston Globe justamente las empresas que se han beneficiado más de la seguridad corporativa son las que han reducido en mayor medida su personal: General Motors, IBM, AT&T, y un largo etcétera. El darwinismo económico que pregona la sobrevivencia del más fuerte en el mercado se transforma en un ejercicio donde el Estado elige a los ganadores, será por aquello del darwinismo político en el que quien recibe más donativos de campaña tiene mayores posibilidades de ganar: las perversiones económicas son criaturas de las perversiones políticas.

3.5.06

Entre broma y broma… (Publicado en Excelsior, 03/05/06)


El Presidente Bush desenfadado, dispuesto a la chacota, subió al estrado junto con su imitador Steve Bridges. El humor pastelero de los gestos, las muecas, las palabras pronunciadas i-dén-ti-cas. La carcajada sobre la forma, nunca el fondo. Así intentó el Presidente Bush curarse en salud en la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca. Todo bajo control, un par de bromas inocuas, evidencia de que aquí no hay censura y sí sobra el buen humor. Ni una referencia a temas de política pública, todo reducido al chiste suave y terapéutico. Esta es poco más o menos la versión que los principales medios del evento.

No obstante, en ese mismo evento habló Stephen Colbert, anfitrión del programa de televisión The Colbert Report que se transmite por cable en la cadena Comedy Central. Un hombre blanco, sureño, delgado, de lentes, en suma, un tipo visualmente manso. Percepción que se evapora en cuanto abre la boca: tenaz, agudo, hilarante, implacable. Colbert forma parte de una nueva ola de comunicadores que usan (no abusan) el humor para hacer las críticas más profundas al gobierno estadounidense, Colbert junto con John Stewart del programa The Daily Show transmitido en la misma cadena y con quien colaboró han cambiado el rostro de la noticia y el análisis políticos en el vecino del norte.

Colbert subió al estrado y en 15 minutos nos despertó del idilio Bush-imitador. Comenzó por ironizar: “La prensa liberal está destruyendo América…los americanos no queríamos saber muchas de las cosas que reportan y ustedes deberían haber tenido la cortesía de no investigar…las reglas son claras, el Presidente decide, el vocero anuncia y ustedes toman nota, checan los errores de ortografía y se van a su casa”. La crítica de Colbert está dirigida a ambos, el gobierno estadounidense y los medios más importantes, fórmula eterna de codependencia y negociación. No se trata de teorizar complots, sino de hacer evidente que los medios eligen políticamente lo que se transmite o no, estructuran la agenda y en ello inevitablemente se autocensuran y restringen el espacio de reflexión y crítica.

Colbert cerró su participación con un video que ilustra lo que sería su actividad como vocero de la Casa Blanca, puesto al que fue promovido Tony Snow de (usted adivinó) la cadena Fox. La pregunta que el video deja en el aire es “¿Por qué fuimos a la guerra en Iraq?” hecha por Helen Thomas reportera de la Casa Blanca por más de 30 años. Colbert se despidió del podium con un aplauso tibio de sus colegas y la cara descompuesta del Presidente Bush. La broma fácil se diluyó.

Por supuesto, no se trata de despedazar a los principales medios, sino de entender sus debilidades. Lo mismo allá que acá donde el análisis más alternativo es el Privilegio de Mandar. Riamos facilotes, confirmemos todos nuestras creencias y a dormir. Lo cierto es que en Estados Unidos los medios centrales –CBS, ABC, FOX, CNN- se están viendo obligados a modificar sus criterios de filtración y transmisión frente a un par de comediantes que informan y ríen en los mismos montos, ya el programa 60 Minutes transmitió un reportaje sobre el fenómeno Colbert. También frente a los sitios independientes de análisis y comentario políticos (Blogs) que no responden a incentivos financieros o políticos, se permiten casi todo y son consultados por millones: el sitio www.dailykos.com recibe alrededor de 500,000 visitas diarias. La lección (de haberla) es simple: informar sin renunciar a la crítica, criticar sin renunciar a la risa, y reí sin renunciar a la lucidez.