14.12.06

La Precocidad (o qué tal estos chamacos!)

Por azares del destino (y las ganas, que nunca faltan), caí en una cadena de blogs escritos en exclusivo por una juventud que no parezco encontrar por ningún otro lado. No sé si sea una tendencia de la que simplemente no me he enterado o se trata, como sospecho, de un quasi club de Toby tecleador y conmovedor.
Muchos de sus miembros pertenecen a estas generaciones misteriosas de diseño y comunicación de la UNAM, aunque hay por ahí un par de miembros aleatorios, como un paisano en Phoenix, otro en NYC, uno más en Berlín y hasta una niña preparatoriana de escuela bien, de familia bien, con carita de Belinda y actitud de Lucha Reyes.
La diferencia con mi experiencia profesionalizante es enorme. Lo mio fue ir al CIDE, a convivir con los mismos 20 gatos por 5 años...gelatinas institucionalizadas. El texto con tinta y escarbándose sabrá Dios que ausencias.
No, estos niños se recrean munditos y risas, soplan al pastel con total indiferencia y le dan a este país un par de soplamocos muy bien puestos.
La cadena es auto-contenida...(me limitaré a los trascendentales)

Empecé por Caleidovisión, hoyo negro de un chamaco que resultó ser vecino mío, pero a quien no he tenido el placer de conocer, que se ha proclamado Primera Dama legítima de México y medita casi con ansiedad sobre el cine y la sub-estimación de Sofia Coppola como cineasta...(I mean!)

El propio joven que se quema y lo contempla me dio el vínculo a la chicuela que se asume como Melcocha Barata, sublime tautología, porque se sabe que toda melcocha carece de valor de mercado y se limita a ser azúcar mal quemada. La pluma de la melcocha no tiene un gránulo de desperdicio. Y cito: "De nada sirvieron las pláticas intrigosas donde se criticaba con ardor a la prima que se besuqueaba en el rincón y usaba calzones negros o a la que no le daba pena decir que ya menstruaba. " y concluye tenáz "Y el cálculo renal no es más que una alegoría inducida o unos besos que provocaron histerias innecesarias y conjeturas adolescentescas. Culpa de la noche, del alcohol y de la primavera precoz o tardía. A saber. No se enoje que no es para tanto." ¿Quién podría en su sano juicio enojarse ante tal colección de intencionalidad?

El camino pasa por uno de los mejores, auto-nombrado Yo Mismo (¡tiembla creatividad!) y auto-definido como Cronopio Apachurrado, otra obviedad reveladora, el cronopio hecho mierda por un mundo de famas (el eterno regreso a Cortazar, sí señor). El Cronopio este diserta sobre su vida de oficinista condenado a los espacios meta-laborales, y recurre con muchísimo éxito al humor que a mi me arrancó las más sinceras carcajadas desde la caída de Juanga.

Mención especial merece Chidoguán (por qué me retiré del vicio), avecindado en la horripilante New York Shity (coladera en la que pasé casi 5 largos años de mi finita existencia). Pero al muchacho le asiste la impermeabilización, cito: "Los gringos tienen cuarenta y tres palabras para nombrar el concepto de "cerveza", veintisiete para "televisión" y catorce para "lucro". No tienen palabra para "descuajaringar". Y eso que vive a escasas 2 cuadras de NYU en una callesita llamada Cornellia St, cuyo mayor atractivo son los jugos de la esquina.

De la preparatoriana bien Zombie en un Frasco se agradece la capacidad de explicitar la orfandad de las élites nacionales que sufren de una excesiva capacidad de consumo y una inflamación alarmante en la parte del cerebro que se encarga de ignorar: "Oh, soy tan pendejamente hermosa."

Concluyo el tour post-adolescente pre-descalabro con el fulano que en el nombre lleva la penitencia: Sala Verga (por que como sabemos nada reconforta más que la certeza de mandarse a o agarrarse la o ambas). El autor radica en Phoenix (razón de sobra para ponerse negro), y su táctica es sencilla pero exitosa: temas inmediatos, lenguaje ineditable y frases levanta-cejas. Para muestra un botonazo: La viejita cagapalos...

Refreshing!

2 comentarios:

Love doctor dijo...

Ps nomás porque vi que no había comentarios, agradezco la alegoría, o como se le pueda llamar, de la indiferencia pastelera.

es mi nombre Berenice dijo...

¡Válgame! de haber sabido que un columnista de Excélsior me ha leído ni me salgo del periódico.
Habrá a quien se le venda la melcocha como espejito mágico, por eso aclaro -pertinentemente- que la mía casi ni cuesta.
Ya te había leído impreso. Saludos.