26.3.09

Atentamente

Escribo por los coágulos. Es ir atrás, odio las líneas rectas de un sentido. Es una carta lo que debe ser escrito. Una rareza con dos nombres, uno al inicio (promete) y uno al final (cumple). Forma pura de escritura, con intención y destinatario (apretón de manos).
La que no escribiré aspira a ser rutinaria (nadie debe tener una pluma con los ojos rojos), amarrada de cosas simples, en diminutivo. Abriría espacios mentales, solares de contento. Se atrevería a renglones sujeto-verbo-y-un-adjetivo-barníz.
  • La vida es sencilla.
  • Sabes a los espacios en blanco.
  • Por la mañana tomo café y fumo entre tres y seis cigarros.
  • Tengo dos plumas, una de tinta roja (mi preferida) y otra de un azul convencional (la que más uso).
  • A veces siento frío y me cubro con una manta de franela (y pienso en palabras como hogaza, frazada y buhardilla).
¿Queda claro? Es un pujido en-las-letras. Ríete, entre pujido y gemido, como un camellón polvoriento, te impones. Me quedo con gemido, que suena idéntico y cuenta otra (felíz) historia. Pujo el resto del día (mala carta).
De ahí la que no escribiré con diminutivos y moños: gemir es oficio de optimistas.
  • Decía, ayer: el día se nubló y logré mojarme de llovizna.
  • Caminé largas calles y vi a un niño dormir sobre un perro.
  • La ciudad se parecía a un momento perfecto.
Por hoy, eso es.
Pepe

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