25.7.07

Hillarytrón vs Obamalight (Excelsior 250707)


Ideas, carisma y dinero. He ahí los tres ingredientes de una campaña política con posibilidades de éxito. Cierto, rara vez estos tres elementos coexisten armónicamente en un sólo candidato, suele pasar que uno de los tres toma mayor visibilidad, quizás por la ausencia relativa de los otros dos. Nada como un debate para hacer visible la distribución de estos atributos entre candidatos. Justamente, el debate CNN/YouTube del pasado lunes entre los precandidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos dejó en claro el lugar de los tres precandidatos punteros: Hillary Clinton, Barack Obama y John Edwards.

El formato del debate sin duda dinámico y novedoso. Ciudadanos que espontáneamente enviaron sus preguntas videograbadas a la página de YouTube. Preguntas directas, vivenciales, todas pertinentes. Inevitable contraste con las respuestas por parte de los precandidatos, por momentos evasivas y hasta rígidas. El ejercicio terminó por ser más un diálogo diferido entre ciudadanos y políticos, que un debate entre posiciones de política pública.

Hillary Clinton entró y salió del debate como puntera en las intenciones de voto. De acuerdo con la empresa SurveyUSA 39% de quienes vieron el debate consideraron que Clinton ganó el debate, seguida muy de lejos por Barack Obama con 15%. Clinton confirmó sus atributos conocidos, una política firme y mesurada. Clinton no es la candidata de las ideas ni el carisma, es la candidata de las posibilidades. Nada fuera de lugar, respuestas prefabricadas, palabras exactas. Una campaña es un guión y Hillary lo actúa como pocos. Todo gesto, toda referencia, evidentemente ensayados con su equipazo de asesores, conocedores de un público que agradece esas certidumbres. 63 millones de dólares alcanzan para esto y más.

Barack Obama es el candidato de la sonrisa invitadora, la voz cálida, los gestos emotivos: ¡el carisma! 59 millones de dólares e ideas deslavadas. Obama se alimenta de las carencias de Hillary Clinton, sus contradicciones, su condición como la candidata sistémica. Obama no es un candidato propositivo, responde a las ideas de otros o se las apropia. Dos ejes centrales: votó en contra de la guerra en Irak (no como Clinton) y propone versión light de cobertura universal de servicios de salud (como Edwards). La batalla de Obama es por no ser: ni muy a la izquierda ni muy moderado, ni muy blanco para los afroamericanos ni muy afroamericano para los blancos. El carisma alcanza para eso y más.

John Edwards ha recaudado apenas 23 millones de dólares, y tiene apenas 12% de intención de voto entre los simpatizantes demócratas (asumiendo que Al Gore no se postularía, Clinton tiene 45% y Obama 30%), pero han sido sus propuestas de política pública las que han dado contenido a las precampañas y al debate del pasado lunes. Un programa de salud universal, un plan para reducir la pobreza, una estrategia para el retiro de tropas en Irak, y una reforma energética. Es también el candidato del discurso crudo, crítico abierto del gasto militar en Irak y del poder político de las empresas farmacéuticas y aseguradoras en Washington. Algo necesario en un país en el que el apoyo gubernamental a las corporaciones es mayor que el gasto en bienestar social, en el que el costo de un programa de salud universal sería menor al 50% de lo que se gasta cada año en Irak, y en el que las compañías farmacéuticas se han gastado en cabildeo casi el doble de lo que costaría inmunizar a todos los niños del mundo contra la difteria, tétanos, tuberculosis, sarampión y poliomielitis. Pregunta ineludible ¿Y las ideas? ¿Alcanzarán también?

18.7.07

El Gobierno de las Mujeres (Excelsior, 180707)


Lo hemos pensado varios, varias veces: el gobierno de las mujeres debe ser de virtudes. Nos repetimos intuiciones edípicas que inician siempre en "las mujeres son". Las mujeres son más honestas, más trabajadoras, menos agresivas, más protectoras, mejores administradoras, etc. No hay sustento empírico para sostener este optimismo de género. En primer lugar, porque en realidad han sido poquísimos los gobiernos liderados por mujeres, como para identificar un patrón. En segundo lugar, porque entre los pocos casos de gobiernos encabezados por mujeres la evidencia es más bien mixta.

Ninguna región del mundo ha tenido tantas mujeres a cargo del gobierno como el sur asiático: Benazir Bhutto en Pakistán (1988-1989, 1993-1996); Indira Gandhi en India (1966-1977, 1980-1984); Sirimavo Bandaranaike en Sri Lanka (1960-1965, 1970-1977, 1994-2000); Khaleda Zia en Bangladesh (1991-1996, 2001-2006); y Sheikh Hasina también en Bangladesh (1996-2001). El poder como una cuestión de familia. En todos estos casos se trata de viudas (Bandaranaike y Zia) o bien hijas (Bhutto, Gandhi y Hasina) de líderes políticos, usualmente asesinados, y sí, en todos los casos han sido acusadas en su momento por cargos de corrupción y/o fraude electoral. El caso más inquietante es Bangladesh. Tras haber sido aliadas contra la autocracia militar en los ochenta y haber sido encarceladas en su lucha; Sheikh Hasina (líder de la Liga Awami) y Khaleda Zia (líder del Partido Nacionalista de Bangladesh) se convirtieron en rivales políticas a partir de 1991.

Terminado el primer periodo de gobierno de Khaleda Zia (1991-1996), las elecciones de 1996 fueron boicoteadas por el resto de partidos y entonces Bangladesh establece un sistema único de transferencia de poder, creando la figura de "Cuidador del Gobierno" (Chief Advisor of Care-Taker Government), encargado de las funciones de Estado durante tres meses para organizar el siguiente proceso electoral. Vueltas a realizar las elecciones de 1996, el PNB perdió asientos en el parlamento frente a la Liga Awami, y se convirtió en primera ministra Sheik. Hasta aquí, la normalidad democrática.

En las elecciones de 2001, el PNB vuelve a contar con una mayoría de escaños y Khaleda Zia vuelve a ocupar el cargo de primera ministra. En este segundo mandato su gobierno se vio opacado por el resurgimiento de grupos terroristas religiosos, repetidos escándalos de corrupción y el asesinato de varios miembros de la Liga Awami. La transición de poder se adivinaba complicada. Y así fue.

Terminado su mandato en octubre del año pasado, los seguidores de ambas mujeres se enfrentaron frecuentemente en las calles. La violencia y el cuestionamiento generalizado al proceso electoral que debía realizarse en enero de este año, llevaron a los militares del país a respaldar la continuidad del "Cuidador del Gobierno" Fakhruddin Ahmed y postergar las elecciones indefinidamente. La misión central de este gobierno de transición ha sido deshabilitar políticamente a ambas mujeres. El pasado lunes Sheikh Hasina fue detenida y presentada ante un juez por cargos de corrupción y el asesinato de cuatro miembros del PNB. Por su parte, hay igualmente una investigación abierta contra Khaleda Zia por evasión fiscal y el asesinato de miembros de la Liga Awami.

La idea es simple: la corrupción corroe la gobernabilidad y la rendición de cuentas en la democracia. La permanencia de ambas mujeres al frente de sus partidos implica la continuidad de su rotación en el poder, su feroz rivalidad y la permanencia de Bangladesh como el país más corrupto del mundo. Experimento único (y riesgoso): un paréntesis no-democrático para corregir los síntomas de una democracia enferma. Conclusión simple (y tristona): malas instituciones generan malos gobernantes, mujeres u hombres.

14.7.07

Eso

He pensado y ha sido maravilloso, el tiempo nos guarda regalitos, pequeños dulces que saboreamos absortos. Lo supe hace poco. Es la ausencia, es el ocio. Uno no se arma desde adentro, uno no es una cabeza que apunta necia hacia el cuerpo, uno no se entiende a solas, en monólogos ruidosos, en aguas quietas que reflejan el mismo rostro estúpido de narcisos caducos. Esto fluye, ¡Todo esto! Y andabamos buscando espejos de donde beber. Qué niños. Niños ciegos que andaban soberbios sin palpar paredes, tan afectos a la caída. Conmovedores. Tampoco era la palabra, disfraz-madre de tantas tardes. Es una simpleza, la vida no camina por el texto, baila en los sentidos. Es una ligereza, necesaria. No soy yo, ni mis palabras, es la vida que corre entusiasmada fuera de mi, frente a mi, para mi. Sí, hay una ironía que no se resuelve, se revuelca juguetona. No hay vida sin mis ojos, y no, no hay sentido palpable sin palabras que le den aliento. Lo sé. Pero no es una trampa, es invitación a razcarle la panza al universo. Undir el rostro en sus olores tibios y permitirnos un abrazo largo y ajustado. Sí, soy uno de tus hijos, puedes hacerme blando y acariciarme la cabeza, soy libre para serme tuyo. ¡Era tan instintivo! Ni dioses ni hombresitos, sobretodo no mas cielos que se yerguen sobre tierras vueltas purgatorios. Basta ver mis manos para entender el tamaño de mis deseos. Todos caben porque pueden tocar, porque la materia roza, razpa, razga, y ama. ¿Soy optimista? ¿Le estoy dando demasiada entrada a la luz? ¿Me encandilé de energia? Puede ser, pero mis risas no son las del hombre sin ataduras que corre descalzo sobre hierbas húmedas, con vientos musicales besando sus ojos. Mis risas son las de un hombre quieto, limitado, constreñido, que encuentra su nombre en otras bocas. Presa de los otros, los objetos acogedores, los niños sabios y torpes, las mujeres inquietas e inquietantes, los hombres necios y acusadores. ¡La ciudad! En todas sus crueldades, en los seres que ha hecho olvidarnos. Un quejido que se pasa amoros de uno en uno, el cirio que nos muestra el rostro hueco de dios. Estamos solos y somos tantas manos, tantas las posibilidades de poseernos y hacernos pedazos, hasta tocarnos. Verdad voluble sobre dos piernas, encantamientos alucinantes entre dos brazos. ¡Soy!

11.7.07

El Chino (Excelsior 110707)


Zhenli Ye Gon es ya nombre repetido hasta la familiaridad, siempre con una mueca de rechazo. Las relaciones internacionales -la multiplicidad de vínculos entre gobiernos, pueblos e individuos- pasan inevitablemente por el universo silencioso de las percepciones. La concepción del otro a partir de sus orígenes, sus rasgos, su color, su nombre. La reducción del otro a nuestro prejuicio e ignorancia (parejita inseparable). Ye Gon cupo exacto en la serie de percepciones que los mexicanos tenemos de China y sus habitantes. Algo que difícilmente escapa al adjetivo de racismo: excusa para el resentimiento espontáneo y la mofa fácil.

No sabíamos el origen cierto de los 205 millones de dólares, pero sabíamos el origen nacional de quien los resguardaba. Eso bastó. Nos faltó información pero nos sobraron atajos mentales. Ye Gon, sin consideración de su ciudadanía mexicana se convirtió de inmediato en ‘el chino’, de ahí al comentario agrio y la burla pueril el paso fue automático. “Esto está en chino”, porque no hay nada más incomprensible que lo chino. “Se cobró a lo chino”, es que los chinos serán ininteligibles, pero innegablemente turbios. “Se quedó como el chinito, nomás milando”, también pasivos y ausentes, los chinos nos son, sobre todo, ajenos. Todo refrán, toda canción a mano, “en un bosque, de la China, el chinito se perdió”.

Agotados los refranes de la chinofobia nacional, bienvenida la burla de pastelazo. Cambiar la ‘r’ por la ‘l’, la declaración del “cooperas o cuello” mutó en “coopelas o cuelo”, porque en el chiste se pierde toda credibilidad (y capacidad de análisis). Las culpas se asignan por opinión. La PGR no ha concluido realmente nada, pero para nosotros Ye Gon es ya el rey de las tachas, el emperador de los psicotrópicos; y su abogado (también chino) el maestro de las ‘bombas’ mediáticas.

Aquí no se discute la inocencia de Ye Gon, esa es tarea de la PGR. Se discute el tratamiento del caso que se dio en algunos medios y artículos de opinión. En México nos permitimos adjetivos y frases que resultarían inaceptables en cualquier medio impreso o visual de una democracia liberal. Nos permitimos la visibilidad pública de intolerancias privadas. El caso Ye Gon nos remite a un espejo incómodo que refleja fobias torpes y rancias. Aceptémoslo, en México, la comunidad china ha sido objeto repetido de recelo y burla.

La inmigración china a finales del siglo XIX e inicios del XX generó toda clase de hostilidades, particularmente en el norte del país. Sucios, débiles, viciosos, enfermos, crueles, tales fueron los adjetivos con que se calificaba a los inmigrantes chinos (ver: José Jorge Gómez Izquierdo, El Movimiento antichino en México 1871-1934). Episodios verdaderamente vergonzosos como la celebración en 1925 de la Gran Convención de Comités Antichinos de la Republica Mexicana en la ciudad de Nogales; la expulsión de familias chinas en 1931 con base en el artículo 33 constitucional; y sobre todo la matanza de alrededor de 300 chinos en la ciudad de Torreón a manos de tropas revolucionarias en 1911.

México es hoy una democracia, y los mexicanos nos hemos vuelto efectivamente más tolerantes hacia las diferencias, así lo muestran diversas encuestas. Sin embargo, sobreviven en nuestro país xenofobias y síntomas de rechazo. Los medios de comunicación han sido centrales en la transición mexicana a la democracia, por ello deben también asumir un papel protagónico en la generación de una cultura que rechaza todo síntoma de intolerancia y prejuicio. El caso de Ye Gon trajo a la superficie un poco de ambos, y es que no, no hay prejuicios raciales inofensivos.

4.7.07

La tierra se seca, uno se va (Excelsior, 0400706)

Sí, la tierra es figura materna inevitable: provee, alimenta y cobija. Y sí, nosotros terminamos por ser figuras grotescas, pequeños demonios rapaces que todo destruyen y devoran. Las actividades humanas degradan la tierra, reducen los bosques, contaminan las aguas y trastocan el equilibrio climático del planeta. La tierra da, la tierra quita. El deterioro ambiental afecta directamente las fuentes de sustento de la población dedicada a actividades primarias. Esta es una situación doblemente inmoral: la contribución al deterioro ambiental es desigual entre países (y al interior de éstos), y la distribución de los costos es igualmente desigual, afectando más que proporcionalmente a quienes por su perfil económico, menos contribuyen al daño ambiental.

Este es un planeta cada vez menos agrícola en cuanto a la ocupación de personas. De acuerdo con datos del World Resources Institute (WRI) en 1990, 38% de la población ocupada en 177 países se dedicaba a actividades agrícolas; para el 2004 esta proporción pasó a 30%, de hecho en ningún país esta proporción creció en el periodo. Curiosamente, la ONU reportó que en 1990 en promedio 38% del territorio de los países se dedicaba a la agricultura, para 2003-2005 este porcentaje creció a 40%. Así, la agricultura emplea menos personas pero más territorio: en al menos 33 países el terreno dedicado a la agricultura creció en más del 10% mientras que la población ocupada en este sector decreció en 6%.

No sorprende entonces que en 1990, 32% del territorio de los países fuesen zonas boscosas/selváticas y en 2005 este porcentaje bajara a 30%. No obstante, las historias son disímiles; 29 países perdieron el equivalente a más del 5% de su territorio en zonas boscosas/selváticas, mientras 11 recuperaron una proporción similar. Hay casos verdaderamente desastrosos: Camboya, Corea del Norte, Ecuador, Honduras, Indonesia, Myanmar, Filipinas y Zimbabwe perdieron en promedio el equivalente a 19% de su territorio en zonas boscosas/selváticas.

Así, para 2003 según datos de la FAO en 162 países, 36% de su territorio eran tierras severamente o muy severamente degradadas. Esto es, tierras que ya no pueden satisfacer las necesidades alimenticias de su población. La vinculación entre deterioro ambiental, pobreza y emigración es casi inmediata.

Si los efectos del cambio climático tienden a afectar más que proporcionalmente a los países y poblaciones dependientes de actividades primarias, es de esperar que entre mayor sea la proporción de tierras degradadas mayor será la expulsión de migrantes.* Si tomamos los datos disponibles para 124 países, encontramos que la degradación de la tierra incrementa la emigración: en promedio si un país incrementa en 10% la proporción de su territorio que está severamente/muy severamente degradado, 2.5 personas más emigrarían (o equivalentemente, 2.5 personas menos inmigrarían por cada 10,000 habitantes), en México ello equivaldría a 26,200 nuevos mexicanos emigrantes (significativo al 95%). Entre los países expulsores de mano de obra (con una tasa migratoria neta negativa) crearía aproximadamente 1 millón 250 mil nuevos emigrantes.

Lo dicho, este es un mundo que comparte –desigualmente- las causas y consecuencias del daño ambiental; la responsabilidad debe ser también compartida, por ejemplo mediante esquemas de compensación (no migratorios): los países más contaminantes, como Estados Unidos, China, Rusia, Japón, Alemania, Canadá o el Reino Unido; son responsables indirectos de los estragos ambientales en los países con mayor deterioro, como Burundi, Camboya, Camerún, Guatemala, Honduras o Indonesia. Así de claro.


Resultado de la Regresión


* NOTA METODOLÓGICA: estos resultados fueron originados mediante un análisis de regresión de mínimos cuadrados ordinarios con errores robustos; con base en datos compilados por el autor y provenientes de la ONU, FAO y el WRI. En las regresiones se usó como variable dependiente la tasa de migración neta (inmigrantes – emigrantes por cada 1000 habitantes), como variable dependiente la proporción del territorio severamente o muy severamente dañado, y como variables de control pérdida en bosques, cambio en población agrícola, cambio en territorio agrícola, índice de desarrollo humano, población total (logaritmo), PIB per cápita (logaritmo), matriculación hasta educación secundaria, y porcentaje de población urbana.